Una familia que vive por el groove llenó la Sala Tempo con un concierto épico

Dic 3, 2024

La Groove Family, una de nuestras bandas favoritas de la escena madrileña, por lo musical y por lo personal, dieron uno de sus mejores bolos que se recuerdan en Tempo.

Crónica y fotos: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

Hay conciertos que disfrutas, y luego están los de la Groove Family. Hace unas pocas noches, en la Sala Tempo, volví a ver un show de mi familia musical. No digo esto a la ligera: desde la primera vez que los vi, que los conocí, he tenido una conexión especial con ellos. Son personas con un aura mágica, auténticos en el escenario y fuera de él, y hemos compartido momentos mágicos, como su inolvidable concierto en Radio 3.

Desde que pisaron el escenario, supe que iba a ser una noche especial. Lo he dicho otras veces y lo repito porque es verdad: hay que tener agallas para llamarte Groove Family y estar a la altura, y ellos lo hacen con creces. Esta vez, más que nunca, lo demostraron. Carlitos y Jay, los pilares de esta banda, lideran con una pasión tan auténtica que se contagia a todo el público. Cada uno a su estilo.

No exagero cuando digo que esta es la quinta o sexta vez que los veo, y aún así, logran sorprenderme. Si tuviera que elegir, diría que ha sido mi vez favorita. ¿Por qué? Porque se notan más maduros, más compactos, con una puesta en escena que ahora tiene un toque más de intensidad por parte de Jay, que no hacía más que sumarle emoción al espectáculo.

«La Groove Family no llena salas, llena almas. Una vez que entras en su ritmo, ya no hay vuelta atrás.»

Pero lo que realmente destaca de La Groove Family es que no solo hacen música; la sienten, la viven, y la transmiten con una intensidad brutal. Anoche presentaron dos temas nuevos, y déjame decirte que son auténticos temazos. Uno totalmente hecho para moverse y poseerse por los espíritus (video al final de esta crónica), y otra con una dedicatoria muy especial.

Hablando de la sala, la Sala Tempo no solo estaba llena, estaba viva. La energía que se respiraba era contagiosa, como si cada rincón latiera al ritmo del groove. El público, entregadísimo, coreaba, bailaba y conectaba con la banda de una manera que no es fácil de ver. Y es que verlos en directo es una experiencia que va más allá de escuchar música: es sumergirte en un mar de emociones, talento y pasión.

Otra cosa que no puedo dejar pasar es la calidad humana de esta banda. Porque detrás de cada nota, de cada compás, está la ABSOLUTA entrega de Carlitos y Jay. Ellos no solo lideran, inspiran. Y eso se nota tanto en su música como en la conexión que logran con la gente. Porque, como ellos mismos demuestran, la música se mantiene viva creándola, sintiéndola y compartiéndola con pasión.

Anoche no fue solo un concierto; fue un punto de inflexión para ellos. Se nota que cada show los hace más grandes. Se les nota más seguros, más confiados, más entregados al arte de hacer música y de compartirla.

Si alguna vez has tenido dudas de si vale la pena ir a verlos, quítatelas de la cabeza. La Groove Family está en su mejor momento, y no parece que vayan a detenerse pronto. Además se rumorea que dentro de poco darán el salto a una sala más tocha.
Así que hazte un favor: únete a la familia. Prometemos que no te arrepentirás.

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