Charlando con Álvaro del Valle: el jazz como lenguaje vivo, híbrido y espiritual

Dic 12, 2025

Hablar con Álvaro del Valle es entrar en una conversación donde la música deja de entenderse como estilo para convertirse en lenguaje. Su último trabajo, Agua, no busca encajar en una etiqueta concreta, sino reflejar un recorrido vital marcado por el jazz, las músicas folclóricas, la exploración tímbrica y una relación profundamente orgánica con el sonido y la improvisación.

En esta charla, Álvaro reflexiona sobre la fusión como algo natural y cotidiano, sobre el peso de las raíces en un momento donde casi todo es híbrido, y sobre la música entendida como un acto ancestral, colectivo y casi espiritual. Hablamos de la academización del jazz, de sus límites y contradicciones, del acceso de las nuevas generaciones a través de otros lenguajes y de un futuro donde la tecnología, la performance y lo acústico conviven sin excluirse.

Una conversación serena y profunda sobre identidad, escucha y honestidad artística, donde el jazz aparece no como un fin, sino como un punto de partida desde el que seguir preguntándose cosas.

Agua’ reúne elementos del jazz contemporáneo, músicas folclóricas y texturas electrónicas. ¿Cómo encontraste ese punto en el que todas esas influencias conviven sin que ninguna se imponga?

Más bien ha sido un proceso natural, son músicas que forman parte de mi vida, de mi experiencia, de mi aprendizaje y de la gente que me rodea y me ha rodeado durante mi carrera como músico, creo que las estéticas se han ido creando gracias a la fusión de diferentes culturas y lenguajes y en concreto estás influencias son algo que forman parte de mi día a día.

¿Qué fue lo primero que apareció en ‘Agua’: el concepto, las melodías, la parte rítmica, la paleta sonora…? ¿Dónde empezó realmente el disco?

La paleta sonora es una parte fundamental, porque a través de ella defino gran parte de la estética, la orquestación y los timbres para mi tienen mucho poder, posteriormente compuse la melodía y las armonías que también tienen un color particular.

Básicamente en un principio partí de la idea de fusionar mis influencias de esta forma, y posteriormente compuse la música pensando en ello.

El grupo que te acompaña tiene raíces en el jazz pero también trayectorias muy distintas. ¿Cómo influyó ese cruce de mundos en la personalidad final del proyecto?

Sí, precisamente los busqué a este grupo por el cruce de influencias que daría como resultado, pero a la vez teniendo en cuenta que todos tenemos la raíz de la comunicación el jazz en común, lo que sirve para poner unos códigos compartidos a través del cual nos comunicamos.

Se puede decir que tenemos trayectorias distintas pero hablamos el mismo lenguaje, lo que ha sido muy enriquecedor para la música y le ha otorgado una gran personalidad al resultado, algo que no se puede replicar con una IA por ejemplo.

Cuando escuchas música hoy, ¿sigues pensando en géneros o crees que esas fronteras ya no sirven para ordenar nada?

Creo que la estética es algo de lo que no se puede huir, y si haces música tratando de huir de los parámetros que culturalmente tenemos establecidos como ya se ha hecho en diversas ocasiones… crearás una nuevo genero con su estética. Otra cosa es que se acabe deconstruyendo tanto que deje de tener sentido en algún momento, pero ya se ha hecho y sigue sin pasar. Y como he mencionado antes, todo lo nuevo que llega son mezclas de géneros o cosas que llevan pasando mucho tiempo pero que quizá no han tenido la suficiente difusión y aparecen como una contracultura a lo mainstream.

A veces encuentro muy interesante escuchar fusiones, como otras veces busco en lo más primitivo, soy feliz con la existencia de diferentes géneros y estéticas y encuentro mucho que explorar en la mezcla de ellos.

En un mundo tan digital, tú hablas de la música como un “lenguaje ancestral y universal”. ¿Cómo conviven para ti ese lado más espiritual con la exploración sonora moderna que propones?

Creo en la espiritualidad como algo que tiene una interpretación muy personal, no soy de ninguna religión en concreto pero a través de la música he llegado a vivir estados y experiencias que personalmente atribuyo a una comunicación espiritual, cuando pasas tanto tiempo con un instrumento que tocarlo pasa a formar parte de tu subconsciente y te comunicas a través de las ideas que tienes en tu cabeza con otros músicos, cuando llegas a ese estado de concentración donde escuchas todo lo que están tocando tus compañeros y sientes como si tuvierais una conversación hablando de algo sin usar palabras, se llegan a estados que en otras religiones denominan como meditación o oración, por algo la música siempre ha estado ligado a rituales religiosos. Ese estado de flujo es algo que se contagia entre músicos, es uno de los motivos por los que le tengo tanto respeto a la música y dentro de ello encuentro una exploración que solo puedo vivir de esa manera.

Y la exploración sonora forma parte de ello, esto es algo que se vive independientemente del instrumento o herramienta que estés utilizando, tiene que ver con tu forma de percibir la música.

Si tuvieses que explicar tu música a alguien que jamás ha escuchado jazz, ¿qué le dirías para que entienda tu universo sin prejuicios?

En realidad creo que todo se reduce a “Cierra los ojos y disfruta”

En los últimos años el jazz se ha mezclado con más géneros que nunca —del folclore a la electrónica—. ¿Cómo vives tú este momento donde casi todo es híbrido y hay menos proyectos de jazz “clásico”?

Creo que el hecho de que haya tantas fusiones es un signo de salud, ya que es algo que forma parte de este estilo que está ligado al paso del tiempo, pero a la vez creo que es importante no olvidar de donde viene esta música (que de hecho surgió como una mezcla de culturas), veo bien que en los festivales, ciclos y salas de conciertos siga conviviendo lo que se considera como “clásico” (que en realidad no deja de ser algo híbrido pero de otra época) con las fusiones.

Hay quien ve esta transformación como una pérdida de identidad y otros como una evolución natural. ¿Tú la sientes más como una liberación creativa o como un terreno incierto?

Yo creo que es una liberación creativa… siempre y cuando conozcas las raíces de esta música que son el cruce de los cantos espirituales africanos con el blues y la armonía de la música clásica y contemporánea europea. A veces se toca sin tener en cuenta estas cosas por una falta de información, indagación o simplemente no haberte informado de de dónde viene lo que estás haciendo, y a mi parecer es cuando se percibe ese terreno incierto.

¿Crees que esta apertura está haciendo que el jazz sea cada día más accesible para todo el mundo precisamente porque ya no suena tan académico ni tan rígido como antes?

Creo que siempre ha habido música interesante pero las cosas suenan académicas cuando se quedan en eso, en la academia. El jazz es algo muy diferente a lo que se enseña en esos métodos, como mencioné antes es una música de transmisión oral y para aprenderlo tienes que compartir vida con otros músicos constantemente. Desgraciadamente la academización que sufrió esta música a mediados de los años cuarenta y que llega hasta nuestros días ha traído como resultado una pérdida de información, porque obviamente surgió desde una perspectiva eurocentrista donde la improvisación se explica desde la relación melódico-armónica obviando toda la tradición rítmica. Y por eso ha sonado rígido, porque se tocaba sin tener en cuenta las raíces. Creo que se hace más accesible a medida que el mundo avanza en cuestiones de inclusión.

¿Sientes que las nuevas generaciones están entrando al jazz a través de la fusión y menos por los standards? ¿Te parece positivo que el camino de acceso sea diferente al de antes?

Totalmente, es lógico que uno busque la música que refleja su época, por lo que la capacidad de fusionarlo con músicas como la urbanas o la electrónica siempre va a atraer a las nuevas generaciones.

¿Hacia dónde crees que se mueve el jazz contemporáneo? ¿Qué intuyes que será “lo siguiente” en esta mezcla de tradiciones, tecnología y libertad creativa?

Creo que ya existen cosas para las que el público no parece preparado, pero existen formas de crear sistemas para generar imagen a tiempo real a través de la conversión del sonido en datos. Hace tres años desarrollé un proyecto para convertir el movimiento de una bailarina contemporánea en música a través de sensores y programación, esto lo hacía en Holanda pero en España ha sido muy difícil de mover porque la falta de una infraestructura cultural estable genera como consecuencia que la música que se programa esté ligada más a la difusión y la rentabilidad que al exponer al público a algo nuevo.

Son formas de improvisación con otros medios que pueden crear nuevas corrientes en un futuro, pero creo que la parte performática de lo acústico nunca se perderá y seguirá siendo una forma de artesanía.

Mirando hacia tu futuro, ¿qué te gustaría explorar en los próximos años? ¿Continuar expandiendo este sonido híbrido o abrir otra puerta completamente distinta?

Precisamente ahora mi idea es montar un proyecto a guitarra sola, la idea de tocar solo, sin efectos y y en acústico es algo que me lleva rondando tiempo la cabeza por su pureza. Con toda está locura de información, artificialidad y superficialidad que estamos viviendo hacer música sólo con un instrumento con el sonido que sale únicamente de las manos es algo que me llama mucho la atención.

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