Celia Bsoul es una artista que se mueve entre la poesía, el rap y la experimentación sonora, construyendo un universo propio en el que la palabra es protagonista. Con raíces en el spoken word y una evolución que la ha llevado a explorar lo melódico y la electrónica, su música desafía etiquetas y conecta con públicos diversos. En esta charla, nos habla de sus influencias, de cómo surgió su último single Cara de perra y del EP Pobre Dios, además de su forma de entender la música como un espacio de expresión y transformación. Una conversación honesta con una voz única en la escena.
¡Un placer, Celia! Gracias por tomarte el tiempo para charlar con nosotros. Para empezar, cuéntanos, ¿quién es Celia Bsoul?
Pues mi nombre es Celia Fernández Escobar, procedente de Madrid con raíces andaluzas y extremeñas. Tengo 32 años y, aparte de ser poeta y dedicarme a la música, soy periodista. En paralelo a lo artístico, he trabajado como guionista en televisión, en la comunicación de festivales de cine…. Y muchos otros proyectos relacionados con la cultura y el mundo audiovisual.
¿Cómo definirías tu estilo?
Mi camino en la música parte del rap, pero desde niña he tenido influencias muy diversas. Toqué el violín durante cinco años, practiqué danza clásica durante varios años también y posteriormente he bailado distintos estilos, siempre he tenido una relación muy estrecha con lo musical. Crecí escuchando a mi madre cantar (tenía una voz preciosa), y en mi casa siempre sonaba música clásica, jazz o canción popular. En los últimos años, y especialmente, mi música ha evolucionado a otros lugares, como el formato acústico melódico y la electrónica.

¡Me encanta esa mezcla! Y se nota mucho en tu voz y en tu forma de interpretar. Y respecto a tu carrera musical.. ¿Cómo surgió? ¿Qué momentos recuerdas con más emoción?
Mi carrera musical surgió de forma orgánica a raíz de la poesía. Comencé a generar textos con una rítmica más marcada, y a tener un delivery en escenario que se aproximaba al spoken word. Un amigo productor me envió unas instrumentales en 2014 y, a partir de ahí, comencé a dar los primeros pasos creando letras sobre instrumentales. Tenía mucho respeto a rapear en público, pero a raíz de un viaje a Barcelona en el que rapeé en un evento con Zeidah y Lauren Nine (abrazo para ellas), algunos productores me contactaron para trabajar juntos y, finalmente, acabé grabando mi primer disco con Zeus (Rellamp Estudi).
A partir de ahí, seguí haciendo música y buscando sonidos distintos, y por el camino viví cosas sorprendentes e inesperadas, como cantar como invitada de Marilia (Ella Baila Sola), o formar parte de una pieza escénica programada en espacios de arte contemporáneo. También he vivido cosas sorprendentes como recibir la propuesta de grabar un anuncio de ahorro de agua grabando un tema sobre un beat que era una gota de agua, pero me escabullí en el último momento porque no lo veía nada claro.
Un hito que he vivido en la música fue, probablemente, el día en que me invitaron a participar en un evento feminista con miles de personas en el público y dediqué una canción a mi madre. Alguien gritó «viva la madre que te parió» y todo el pabellón se puso a aplaudirla estando ella presente, fue bastantante memorable.
Otro hito que recuerdo fue haber sido seleccionada el pasado año para una beca IVLP de hip hop en Estados Unidos. Siempre me he sentido una rapera poco ortodoxa dentro del rap, y no esperaba ser seleccionada. Aprendí mucho de ese viaje, y me sirvió para abrir la mente a sonidos nuevos y nuevas formas de concebir la música y la puesta en escena.

Y respecto a tu estilo, ¿consideras que tienes más influencias clásicas o modernas?
Sin duda, modernas. Creo, de hecho, que mis mayores influencias no se encuentran en el rap puro, y que me inspiran más voces y propuestas como la de Stromae, Billie Eilish, Sheila Blanco o Silvia Pérez Cruz, que crean desde un lugar de vulnerabilidad, que otras voces de la escena del hip hop.
Osea que si te pregunto qué escuchas últimamente, ¿irían por ahí los tiros?
Los tiros irían por Salvador Sobral, Rita Payés, Silvia Pérez Cruz, ´Rodrigo Cuevas, Tulsa, Natalia Lafourcade…. Son artistas que estoy escuchando mucho últimamente. Dentro del rap, los discos que más escucho son «BBO» de Hoke y «Contra todo pronóstico», de Lia Kali. También pongo a menudo a «Flores para Tristia», amigos de Madrid que tienen un proyecto precioso de rap en acústico, y el disco «Sed» de Arisa Vedra.
I like it!! Celia, para los que no te conozcan… ?¿A qué tipo de personas y con qué tipo de inquietudes va dirigida tu música?
Desde personas a las que le gusta el rap, a público de espacios de arte contemporáneo, a mujeres de 80 años que se acercan a un concierto en un pueblo sin saber quién está cantando y me acaban hablando de la música que escucha su nieta. He estado en lugares de todo tipo, y una de las frases que más me han dicho en espacios fuera del circuito del rap es «no pensaba que el rap fuera esto, y me ha gustado». Tener una propuesta poco ortodoxa ha hecho que algunas personas de la cultura del hip hop me hayan dicho que lo mío no es rap, y no estoy incómoda con eso. Si no lo es, me parece bien ponerle otro nombre o no ponerle ninguno, pero intento hacer las cosas por instinto y seguir evolucionando sin ceñirme a un sonido concreto.

Vamos a hablar de tu último single, «Cara de Perra», ¿qué te inspiró a componer este tema? ¿Que se intenta expresar con el videoclip que le acompaña?
Este tema surge de una residencia artística en Barcelona para la pieza escénica «Antes que caiga la noche», una adaptación de «La Ilíada» al imaginario del hip hop dirigida por Gastón Core donde participan también Eskarnia y Breaker Hus. Gastón me propuso escribir una letra acerca de la belleza de lo terrible (o lo terrible de la belleza), y de la injusticia que fue culpar a Helena de Troya de haber provocado una guerra entre los hombres, lo que lleva también a abordar, en cierto modo, la masculinidad tóxica. A partir de esta versión escénica, Eskarnia y yo trabajamos en una nueva versión electrónica, donde la figura de Helena de Troya convive en la canción con otra leyenda popular muy potente a nivel conceptual: la Llorona.
El videoclip fue una idea original de Aitor Gutiérrez, el director. Cuando escuchó la canción y le hablé de ella, me mostró la obra de la fotógrafa y artista contemporánea Cindy Sherman, que emplea su cuerpo para representar distintos roles de las mujeres en la sociedad, y cómo el cuerpo de las mujeres se modifica para ponerse al servicio de la mirada masculina. Nos pareció que la raíz de su obra estaba muy alineada con la letra de «Cara de perra», y decidimos crear un videoclip inspirado en ella, representando algunas de sus fotografías.
Este tema es el último que saldrá a la luz antes del EP “Pobre Dios”. Con este tema ya estarían todos los temas del EP, o cuando salga completo habrá algún tema que no ha salido aun?
Esos cuatro temas compondrían la totalidad del EP. Hay un tema, llamado «Nada oculto», que fue nominado a ser el quinto, pero por la lírica y el sonido nos parecía que se alejaba un poco del EP, así que saldrá próximamente fuera de este trabajo.
¿Cuánto de importante es el mensaje que hay detrás de la música? ¿Consideras la música como un arma poderosa para reivindicar justicias sociales y de cualquier tipo?
Siempre he pensado que el mensaje es fundamental en la música, pero los últimos años he cambiado un poco de visión. Pienso que crear música por gozo sonoro, por generar una atmósfera determinada, en la que el mensaje no sea un eje tan clave, es también un lugar muy interesante desde el cual crear. En mi proyecto sigue teniendo un peso importante, en parte, quizá, porque vengo de la poesía y doy mucho peso a la palabra, pero intento volverme más liviana y disfrutar también del proceso de generar melodías y guiarme por sonidos y no tanto por lo que quiero decir.
Para mí, la música es, sin duda, una forma muy potente de transmitir mensajes entre la gente y alcanzar lugares a los que no llegan ciertos discursos. Es una forma de generar consciencia y transmitir no solo los hechos y las luchas, sino las emociones que estos generan.
Y tus composiciones, ¿cómo surgen normalmente?
Hay algunas letras de rap que escribo a capella con la intención de que no llevaran instrumental, pero la mayoría de canciones que escribo parten de una instrumental que me genera una serie de sensaciones. En el caso de «Pobre dios», yo tenía la necesidad de contar una historia dándole un giro, en el que relacionara una vivencia reciente de violencia de género con la historia de otras mujeres del imaginario popular. Escribir letras desde un lugar nítido hablando abiertamente de mi experiencia, en este punto de mi vida, me resultaba incómodo y no lo veía necesario. A partir de las instrumentales de varios productores, y del proceso de aprendizaje que fue escribir «Cara de perra», fui tirando de ese hilo y escribí las cuatro canciones que conforman el EP.
Las canciones más melódicas suelen surgir de ideas a capella que trabajo luego con músicos, como Curro Rumbao, que ha instrumentado muchas de mis canciones para conciertos en acústico. Es curioso que, a la hora de escribir canciones de este tipo, el imaginario cambia mucho, y hay un componente mucho más poético y menos nítido. Creo que, por algún motivo, mi cabeza relaciona lo melódico con la poesía, y me sitúo en un lugar similar al que tengo al escribir poemas.

Y sobre los directos… ¿Como preparas los lives? ¿Alguna sorpresa que haya preparada para el 13 de Marzo en Madrid, con motivo de presentación de “Pobre Dios”?
En los últimos conciertos, Eskarnia ha estado como Dj, lo cual es maravilloso porque ha grabado y mezclado la mayoría de mis temas desde hace años, conoce muy bien mi voz y a nivel creativo es una persona increíble, además de ser también MC. Suelo preparar los directos frente a un espejo para ver cómo son mis movimientos y si van en línea con las canciones, aunque intento no mecanizar mucho mi expresión corporal y dejar que mi cuerpo vaya generando los movimientos que le surjan.
¡Sin duda intentaremos estar por allí! Celia, ¿tú vives monetariamente de la música?
A día de hoy, mis ingresos proceden un 50% de la música y la poesía y un 50% de la gestión de redes sociales de cine y otros proyectos culturales. Me parece un equilibrio amable, y aunque es muy bienvenido que ese porcentaje de la música suba, y creo que tiene sentido también con la evolución de mi proyecto, estoy contenta y agradecida con cómo se están desarrollando las cosas. Creo que es muy complicado hacer música genuinamente y que genere beneficios.
Pues, para lo difícil que esta el sector, te doy sin duda la enhorabuena. Y por la manera que tienes de pensar y gestionarlo, también.
Para terminar, 2 preguntas más. La primera: Dime los temas tuyos que más te gusten o más te definan.
Un tema de mi anterior etapa que elegiría es «Señorosland». De la actual, «Cara de perra» o «Da la luz».
Y para cerrar… ¡qué objetivos tienes a corto, medio y largo plazo?
Mi objetivo a corto plazo es lanzar el EP y presentarlo en los distintos conciertos controlando mi autoexigencia para disfrutar de las actuaciones. Disfrutar es algo que en ocasiones es fácil olvidar y es fundamental para tener presente el motivo por el cual se hace y comparte la música. A medio plazo, mi objetivo es lanzar un proyecto junto a Elhombreviento en el que ya hemos comenzado a trabajar, volver a formarme en danza para incorporar una propuesta escénica más interesante y sacarme la formación universitaria en psicología y música en la que me he matriculado (no sé de dónde voy a sacar el tiempo, socorro, pero me he comprometido conmigo misma y veré cómo encontrar la manera). A largo plazo, creo que mi objetivo es seguir evolucionando y buscar los medios para llegar a hacer ciertas cosas a nivel vocal donde todavía me faltan herramientas, crecer como artista y como performer y aprender del proceso.