Cuando una banda se define a sí misma con un término tan especial como «kinkidelia«, ya sabes que lo que vas a escuchar no será algo habitual. Derby Motoreta’s Burrito Cachimba no solo han acuñado esta palabra; la han convertido en un estilo único que, con cada nota, cada riff y cada canción, construye un universo propio. Ayer, en el Movistar Arena, ese universo se expandió hasta alcanzar dimensiones colosales en el concierto más importante de su carrera hasta la fecha.
Más de dos horas y media de puro espectáculo en el que no faltó absolutamente nada. Repasaron toda su discografía, regalándonos un recorrido por sus grandes éxitos y por temas que, aunque menos conocidos, los miles de fans presentes corearon con la misma pasión. Y si eso no fuera suficiente, las colaboraciones elevaron el nivel del show: Ángeles Toledano con su voz mágica, El Canijo de Jerez trayendo el toque canalla, El Indio y otros invitados que completaron una noche redonda.

Es imposible no admirar cómo estos chicos se han ganado un hueco en lo más alto del panorama musical nacional. Lo de anoche no fue solo un concierto, fue una declaración de intenciones. La kinkidelia tiene el poder de llenar un recinto como el Movistar Arena, algo que pocas bandas pueden decir, y hacerlo además un viernes por la noche, en pleno ciclo Inverfest, es digno de aplauso. Gracias a ellos por creer en este tipo de propuestas que, aunque no sean comerciales, son las que enriquecen de verdad la escena musical.
«La kinkidelia no solo se escucha, se vive; anoche fuimos testigos de cómo Derby Motoreta’s Burrito Cachimba convirtió el Movistar Arena en su propio cosmos sonoro.»
A pesar de todo lo impresionante que fue la noche, hubo detalles que nos dejaron con ganas de más. Esta es la tercera vez que disfrutamos de un directo de Derby Motoreta’s Burrito Cachimba, y si bien el espectáculo de ayer fue grandioso en cuanto a montaje, visuales y emoción, echamos de menos esa potencia sonora que vivimos en la Sala BUT el año pasado. Fue allí donde les vimos por primera vez, gracias a un redactor de Territorio Music que insistió en que debíamos descubrirlos porque eran «los nuevos Triana». Y no se equivocaba. Aquel concierto en un espacio más pequeño tuvo una fuerza arrolladora que ayer es cierto que no sentimos con la misma intensidad.

Sin embargo, lo que sí se mantuvo intacto fue su capacidad para conectar con el público. Desde el primer acorde, quedó claro que esta banda ha creado algo más que música: han construido una comunidad. Es un privilegio estar rodeados de miles de personas que cantan cada canción con una entrega total, que se emocionan con cada detalle del espectáculo y que celebran la música como un lenguaje común.
Una de las cosas más bonitas de la noche fue ver cómo Derby Motoreta’s Burrito Cachimba no se han limitado a subir el volumen y tocar. Han sabido evolucionar, creciendo con cada paso que dan y haciendo que cada concierto sea un hito en su trayectoria. Porque eso es lo que vivimos ayer: un momento histórico en la carrera de una banda que sigue ascendiendo sin que nada ni nadie parezca poder detenerles.

Visuales cuidado, pero siempre al servicio de la música, sin eclipsarla. Los invitados añadieron una riqueza increíble al show, y las más de dos horas pasaron volando gracias a un repertorio impecable y una ejecución que no dejó lugar a dudas: estos chicos son de los mejores que tenemos.
La kinkidelia no es solo un estilo musical. Es una experiencia. Una energía que te envuelve y te transporta a un lugar donde la psicodelia y el rock andaluz se fusionan en algo totalmente nuevo. Mientras sigan demostrando que pueden superar cada reto, nosotros seguiremos estando ahí para celebrarlo.

Derby Motoreta’s Burrito Cachimba han dejado claro que no necesitan seguir tendencias ni ajustarse a los cánones del mercado. Ellos son quienes marcan el ritmo, y ayer, en el Movistar Arena, nos llevaron al epicentro de su universo. Un viaje que queremos seguir haciendo, porque cuando una banda consigue emocionar de esta manera, no queda otra que rendirse y disfrutar.
