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Ene 2, 2025

Si hablamos de verdaderos revolucionarios en la historia de la música, el nombre de Nile Rodgers es ineludible. No solo fue uno de los pilares del sonido disco, sino que su influencia se ha extendido a lo largo de cinco décadas, marcando géneros tan diversos como el funk, el pop, el rock e incluso la electrónica. Desde su trabajo con Chic hasta su impacto en Daft Punk, Madonna, David Bowie y una lista interminable de estrellas, Rodgers no es solo un guitarrista o un productor: es un visionario capaz de reinventarse constantemente y de dotar a cada proyecto de una energía inigualable.

Su historia no es solo la de un músico talentoso, sino la de un superviviente en todos los sentidos: un niño que creció en la efervescente pero caótica Nueva York de los años 50 y 60, un joven que vivió el ascenso y la caída de la música disco sin dejarse arrastrar por la corriente, y un artista que ha resurgido una y otra vez, sin importar las crisis de la industria o incluso su propia batalla contra el cáncer.

Si alguna vez has bailado Le Freak, Good Times o Get Lucky, has sido testigo de su genio sin siquiera darte cuenta. Pero su legado va mucho más allá de sus canciones más icónicas. Nile Rodgers ha cambiado la forma en que entendemos el ritmo, la producción musical y la conexión entre géneros. Esta es la historia de un hombre que nunca dejó de innovar y cuyo groove sigue siendo la columna vertebral de la música moderna.

1. De guitarrista callejero a leyenda del sonido disco

Nile Rodgers nació el 19 de septiembre de 1952 en Nueva York, en una ciudad vibrante donde la música se filtraba por cada rincón. Criado en un entorno bohemio, con una madre adolescente y rodeado de figuras del jazz y la contracultura, su infancia fue cualquier cosa menos convencional. Desde joven, quedó fascinado por la guitarra, un instrumento que transformaría en su sello personal.

A diferencia de otros músicos que se formaron en academias, Rodgers forjó su talento en la calle y en clubes neoyorquinos, absorbiendo influencias de distintos estilos: desde el jazz experimental de Thelonious Monk hasta el funk bailable de James Brown. Su primer trabajo serio como guitarrista fue en el legendario Apollo Theater, donde acompañó a estrellas como Aretha Franklin y Parliament-Funkadelic, aprendiendo sobre la magia del groove directamente de los maestros.

Pero su gran salto llegó en 1976, cuando junto a su inseparable compañero Bernard Edwards fundó Chic. Inspirados en la elegancia de Roxy Music y la sofisticación del glam rock británico, su intención inicial no era hacer música disco… pero terminaron revolucionándola por completo. En 1978, Le Freak se convirtió en el mayor éxito de la historia de Atlantic Records, vendiendo millones de copias y estableciendo un nuevo estándar para la música bailable.

Más que una simple banda disco, Chic redefinió el género con un sonido pulcro, con una producción impecable y líneas de bajo que aún hoy se estudian en las escuelas de música. Good Times, una de sus canciones más influyentes, no solo dominó las pistas de baile, sino que también sirvió de base para el nacimiento del hip-hop cuando Sugarhill Gang la sampleó en Rapper’s Delight. Nile Rodgers y Chic estaban creando la banda sonora de una generación sin siquiera darse cuenta.

2. Un productor con un toque de oro

Si hay un músico que encarna la idea de reinvención, es Nile Rodgers. Cuando a finales de los 70 la música disco fue atacada y prácticamente borrada de la radio, él no se quedó atrapado en la nostalgia. En lugar de aferrarse a un género en declive, tomó su talento para el ritmo y la producción y lo llevó a nuevas alturas.

Su primer gran golpe en esta nueva etapa llegó en 1983, cuando David Bowie le pidió que produjera Let’s Dance. Rodgers transformó el sonido del icónico camaleón del rock, creando un álbum que no solo fue un éxito comercial, sino que redefinió la carrera de Bowie en los 80.

Ese mismo instinto lo llevó a trabajar con Madonna en Like a Virgin (1984), un disco que convirtió a la artista en un fenómeno global y estableció la estética sonora del pop de la década. Luego vinieron Duran Duran, Diana Ross, INXS, Grace Jones, Mick Jagger y una lista interminable de artistas que buscaban el «toque Rodgers» en sus producciones.

Pero su capacidad de reinvención no se detuvo ahí. Décadas más tarde, cuando muchos de sus contemporáneos habían quedado en el olvido, Nile Rodgers volvió a la cima con Get Lucky (2013), la colaboración con Daft Punk y Pharrell Williams que lo reintrodujo a una nueva generación. Su guitarra rítmica, inconfundible y llena de groove, volvió a sonar en todas partes, demostrando que su magia es atemporal.

3. Un guerrero dentro y fuera del escenario

Más allá de la música, la historia de Nile Rodgers también es la de un luchador. En 2010, un diagnóstico de cáncer de próstata amenazó con poner fin a su carrera y a su vida. Pero en lugar de rendirse, decidió hacer lo que mejor sabe: seguir tocando.

Tras una cirugía y una larga recuperación, regresó con más fuerza que nunca, llevando su música a festivales, colaborando con artistas contemporáneos y asegurándose de que su legado siga creciendo. Pero su lucha no se ha limitado a la enfermedad. También ha sido un defensor de los derechos de los músicos y un promotor de la educación musical.

Como presidente de la Songwriters Hall of Fame y fundador de la We Are Family Foundation, ha trabajado para apoyar a jóvenes talentos y crear oportunidades en comunidades desfavorecidas. Para él, la música no es solo un negocio; es una herramienta de cambio.

4. El hombre que nunca dejó de innovar

Pocos artistas han sabido adaptarse a los cambios de la industria como Nile Rodgers. Desde el auge de la música disco hasta la explosión del hip-hop, pasando por el pop, el rock y la electrónica, su sonido ha estado presente en cada era de la música moderna.

Su guitarra rítmica sigue siendo su sello personal: limpia, precisa, con un groove que hace que cualquier canción cobre vida. No es casualidad que artistas como Beyoncé, Pharrell Williams y Lady Gaga lo sigan buscando para darle un toque especial a sus producciones.

Más que un productor o un guitarrista, Nile Rodgers es un innovador nato. Su capacidad para entender las tendencias y adelantarse a ellas ha sido clave para su longevidad. Mientras otros artistas de su generación se han quedado anclados en el pasado, él sigue en la vanguardia, explorando nuevos sonidos y colaborando con las figuras más relevantes del momento.

5. Más que una leyenda: un referente absoluto

Si hay algo que define a Nile Rodgers, es su espíritu inquebrantable. Ha visto el auge y la caída de la música disco, ha reinventado el pop en varias ocasiones, ha luchado contra la enfermedad y ha regresado cada vez con más fuerza.

Su legado no solo está en los discos que ha producido o en las canciones que ha compuesto, sino en la forma en que ha cambiado la industria y ha inspirado a generaciones de músicos. Desde los clubes underground de Nueva York hasta los escenarios más grandes del mundo, su historia es la prueba de que el talento, la reinvención y la pasión pueden convertir a un músico en una leyenda inmortal.

Nile Rodgers es la demostración de que el groove nunca muere… simplemente evoluciona.

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