El pasado 8 de noviembre tuvo lugar uno de los últimos grandes festivales del año. El lugar: la Marina Norte de Valencia. Su nombre, Vibra Mahou Valencia 2025.
Un festival que contó con más de 7 horas seguidas e ininterrumpidas de música entre artistas y DJ.
Además, el evento contó con varios puestos de artesanía valenciana y ropa vintage de tiendas locales y, cómo no podía ser de otra manera, con Mahou fría a precios asequibles para todo tipo de bolsillos.
Los conciertos empezaron a eso de las 17:00 h, y fue Leo Rizzi el encargado de dar el pistoletazo de salida a los eventos musicales de la fecha. Con una propuesta entre el indie y el rock y una estética muy marcada, con traje y gafas de sol, el artista fue metiéndose al público en el bolsillo con su presencia y una energía que fue contagiando hasta poner a bailar a la Marina Norte.

Seguidamente le tocó el turno a Stormykid, que tuvo aproximadamente unos 30 minutos para conquistar al público del Vibra Mahou, y vaya si lo hizo: con un estilo pop mezclado con ritmos urbanos e incluso flamencos consiguió que el público coreara sus canciones.
Después le tocó el turno a Marmi, un artista al que el público respondió con bailes, aplausos y coreando sus canciones, especialmente las que tiene junto a Aitana y Beret.
Seguidamente le tocó el turno al segundo cabeza de cartel. Eran sobre las 20:30 h, y con un mono rojo y una gorra blanca entraba a escena Pole., un artista con una propuesta muy interesante entre el pop y el rock, que recordaba en ciertos momentos a Pignoise, El Canto del Loco o Melendi. De hecho, tiene una canción con Dani Martín; también cantó rumbapop con los catalanes de Estopa. Otra de las canciones más coreadas fue “Batmóvil”, himno creado junto a Hens y Funzo & Baby Loud.

La última artista en actuar fue la más esperada. Y es que, como se dice, lo mejor se deja para el final. Un poco más tarde de las 22:00 h, las luces se apagaban para, posteriormente, encenderse y aparecer en escena Lia Kali, una de las grandes artistas de este país. Con una presencia imponente sobre el escenario y una voz poderosa, la catalana marcaba donde pisaba, con un público entregado, levantando carteles, gritando sus letras e incluso con gente llorando. Y es que su música consigue llegar donde pocas letras lo hacen.
Su show, que duró más allá de 1 hora, fue despedido con aplausos y gritos nombrando a la artista.





















