Una fusión explosiva de géneros, estilos y energías que convierte la Sala Villanos en un fiestón desde las 19:30 de la tarde del viernes.

Muchas veces, cuando estoy en un concierto de una sala cerrada, me da por pensar que si la gente que pasea por fuera supiese lo que allí dentro está sucediendo, seguiría su camino o entraría.
Este pasado viernes, con la tremenda lluvia que estaba cayendo en el momento del concierto de Amparanoia y Artistas del Gremio, no sólo imaginaba eso, si no que me daba cuenta del valor que estaba teniendo lo que allí dentro vivimos, con toda esa gente que llegó calada pero nada les importó excepto ir a bailar.

Os mentiría si os digo que conocía mucho a estas bandas, pero tantas recomendaciones de amigos y conocidos me tenían con la curiosidad por las nubes. Y dejarme deciros, familia, que no me decepcionaron ni un poquito.
Desde que pisaron el escenario, se sintió la electricidad en el aire, y eso que ni siquiera habíamos arrancado.

Imagínense esto: una tropa de unos 15 músicos se apoderaron del escenario con los hombres luciendo faldas con más estilo que cualquier modelo de pasarela, empezando a salir de uno en uno, y por un momento pareciendo que no iban a dejar de aparecer nuevos músicos.

Amparanoia es el eco vibrante de la diversidad cultural, un viaje musical que fusiona raíces y ritmos, tejido con el alma rebelde y la pasión por la vida.

Pero claro, la moda es solo el aperitivo, lo que realmente nos hizo perder la cabeza fue cuando empezaron a sonar esas notas. ¡Ay, mi gente!
No hubo manera de quedarse quieto, ¡ni siquiera con el diluvio que caía afuera! La música era una marea que nos llevaba a todos en su corriente, y no había forma de resistirse.

Creo que es necesario hacer mención Amparo Sánchez. Una mujer que derrocha carisma, talento y unos ideales muy claros. No es solo una cantante.

Eso sí, la música no fue lo único que nos moló. ¡No señor!
También tuvimos coreografías, solos de los 10 instrumentos de viento que allí había, y performances que desafiaban todas las expectativas. 

Y qué momento tan glorioso cuando te haces consciente de lo que estás viviendo, de la energía del público viendo cómo se unía a la de los artistas y todo explotaba en una sinfonía de sonrisas y aplausos.

Se sentía en el aire, se veía en los rostros sudorosos, se escuchaba en los gritos de alegría: estábamos viviendo algo grande, algo que nos unía a todos en un abrazo musical.

Así que si alguna vez tienen la oportunidad de vivir algo así, no lo dudéis ni por un segundo.
Porque no he seguido las carreras de ninguna de las 2 formaciones, pero puedo decir sin dudar que esta fusión en directo no es solo un concierto, es una experiencia que es imposible que no guste, una noche que te recuerda por qué amas la música con toda tu alma.

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