Architects arrasa Madrid en una noche de intensidad y catarsis en Vistalegre

Mar 19, 2025

El 18 de marzo de 2025, Madrid vivió una de las noches más demoledoras del año con el regreso de Architects a la capital. La banda británica de metalcore, conocida por su arrolladora puesta en escena y su capacidad para fusionar brutalidad y melodía, hizo temblar el Palacio Vistalegre en un concierto organizado por Route Resurrection.

Acompañando a los de Brighton, el cartel contó con dos teloneros de lujo: Brutus, el trío belga que desdibujó las fronteras entre el post-hardcore y el shoegaze con la impresionante voz y batería de Stefanie Mannaerts, y Guilt Trip, una de las apuestas más contundentes del metalcore británico, que desató el caos con su mezcla de agresividad y groove demoledor.

Con un setlist que repasó sus grandes himnos y presentó nuevos temas, Architects ofreció un espectáculo arrollador, dejando a su público exhausto y extasiado. Madrid fue testigo de una noche inolvidable, marcada por la intensidad, la emoción y la fuerza de una banda que sigue redefiniendo los límites del metalcore.

La noche en el Palacio Vistalegre comenzó con una auténtica descarga de energía gracias a Guilt Trip. Los británicos, conocidos por su fusión de metalcore y hardcore beatdown, no perdieron ni un segundo en encender a la multitud. Desde el primer acorde, la banda convirtió la pista en un campo de batalla, con los asistentes entregándose al mosh pit y al crowdsurfing sin descanso.

Fotos y crónica: Alvaro Carlier

El setlist estuvo marcado por temas de su último álbum, «Severance», pero también incluyó algunos de sus clásicos más agresivos, como «Tearing Your Life Away» y «Surrounded by Pain». Los riffs contundentes, los breakdowns demoledores y la furiosa voz de Jay Valentine fueron una combinación perfecta para calentar motores antes de los platos fuertes de la noche.

A pesar de ser el primer grupo en salir al escenario, Guilt Trip dejó claro que su sitio en la escena es más que merecido. Con una actuación intensa y sin concesiones, lograron conectar con el público madrileño y convertir su actuación en un arranque de concierto inolvidable.

El punto álgido de su actuación llegó con «Broken Wings», un tema que desató una auténtica locura en la pista, con un wall of death que dividió la sala en dos antes de explotar en una avalancha de empujones y saltos. La banda, visiblemente emocionada por la respuesta del público, no dejó que la intensidad decayera ni un segundo, animando a los asistentes a ir más allá en cada breakdown. Con su mezcla de agresividad cruda y un groove aplastante, Guilt Trip no solo cumplió con creces su papel de teloneros, sino que dejó claro que están listos para escenarios aún más grandes.

Cuando Brutus subió al escenario del Palacio Vistalegre, la atmósfera cambió por completo. Tras la brutalidad de Guilt Trip, el trío belga ofreció un set hipnótico y cargado de intensidad emocional. Desde el primer tema, Stefanie Mannaerts se convirtió en el centro de todas las miradas, combinando su poderosa voz con una ejecución impecable a la batería. Su forma de interpretar cada canción, con una entrega casi catártica, atrapó al público en una experiencia sonora única.

Alvaro Carlier

El setlist de Brutus estuvo cuidadosamente seleccionado para equilibrar momentos de agresividad con otros más etéreos. Canciones como «War» y «Liar» explotaron en una avalancha de energía, con los riffs envolventes de Stijn Vanhoegaerden y las líneas de bajo contundentes de Peter Mulders sirviendo de base para la tormenta emocional que desataba Mannaerts con su voz desgarradora. La intensidad de la banda no radica en la velocidad ni en la brutalidad, sino en la forma en que construyen atmósferas densas y envolventes, capaces de erizar la piel.

Uno de los momentos más mágicos llegó con «Miles Away», donde el público quedó sumido en un trance colectivo. La canción, con su estructura progresiva y su enormemente emocionante, llevó a la sala a un clímax épico. La batería de Mannaerts resonaba con una potencia casi tribal, mientras su voz pasaba de susurros a desgarradores alaridos. La conexión entre banda y público en ese instante fue absoluta, con muchos asistentes cerrando los ojos y dejándose llevar por la intensidad del momento.

A pesar de ser un trío, Brutus llenó el escenario con un sonido masivo. No necesitaron más elementos para crear una pared sonora impresionante, con cada instrumento ocupando su espacio con precisión quirúrgica. Entre canción y canción, Mannaerts agradecía emocionada el calor del público madrileño, visiblemente sorprendida por la entrega de los asistentes. Su humildad y pasión hicieron que la conexión con la audiencia fuera aún más genuina.

Cerraron su actuación con «Sugar Dragon», un final perfecto que dejó una sensación de éxtasis en el aire. El público, que había empezado el concierto moviéndose tímidamente, terminó completamente entregado, coreando cada palabra y dejando claro que Brutus no era un simple telonero, sino una banda capaz de emocionar y sacudir almas. Cuando dejaron el escenario, el eco de su sonido aún flotaba en el aire, dejando a todos con la certeza de haber presenciado algo especial.

Cuando las luces del Palacio Vistalegre se apagaron y el logo de Architects apareció en las pantallas, la expectación alcanzó su punto máximo. Tras las arrolladoras actuaciones de Guilt Trip y Brutus, el público estaba más que preparado para el plato fuerte de la noche. La banda británica apareció entre un mar de luces estroboscópicas y los primeros acordes de «When We Were Young» desataron una explosión de energía. Desde el primer segundo, quedó claro que Architects no había venido a Madrid a dar un simple concierto, sino a ofrecer una experiencia inmersiva y demoledora.

Alvaro Carlier

El setlist fue una montaña rusa de emociones, combinando clásicos con temas más recientes de su último álbum. «Impermanence» y «Meteor» sonaron con una brutalidad quirúrgica, con Sam Carter demostrando por qué es uno de los mejores frontman del metalcore actual. Su voz alternaba entre guturales demoledores y estribillos melódicos con una facilidad asombrosa, mientras la banda mantenía un equilibrio perfecto entre agresividad y melodía. El público respondió entregado, con circle pits constantes y cánticos que llenaban la sala en cada estribillo.

Uno de los momentos más emotivos llegó con «Black Lungs», un himno que siempre lleva consigo una carga emocional especial. Carter, visiblemente emocionado, dedicó unas palabras a los fans antes de interpretarla, recordando la importancia de la música en tiempos difíciles. La combinación de la letra desgarradora, los riffs melancólicos de Josh Middleton y la intensidad de la batería de Dan Searle hizo que la sala entera cantara al unísono, convirtiendo el momento en una catarsis colectiva.

Pero Architects no dejó que la emoción apagara la intensidad. En temas como «Royal Beggars» y «Curse», la banda recuperó su faceta más agresiva, con breakdowns devastadores que hicieron temblar los cimientos de Vistalegre. La puesta en escena, con un juego de luces y proyecciones hipnóticas, añadía una dimensión extra a la experiencia, creando una sensación casi cinematográfica. La sincronización entre música y visuales reforzaba la sensación de estar inmerso en un espectáculo diseñado al milímetro.

El final del concierto fue una auténtica apoteosis. «Animals», uno de los mayores éxitos de la banda, convirtió la sala en un mar de saltos y gritos, con el público entregado al máximo. Carter no dejó de animar a los asistentes a darlo todo, y cuando llegó el breakdown final, Vistalegre estalló en una locura total. El sudor, la adrenalina y la emoción flotaban en el ambiente, reflejando la intensidad de la actuación.

Cuando la banda se despidió entre aplausos atronadores, Carter y los suyos se tomaron un momento para agradecer a Madrid por una noche inolvidable. La ovación fue ensordecedora, dejando claro que Architects sigue siendo una de las bandas más queridas del metalcore moderno.

Al salir del recinto, la sensación general era unánime: lo que acababa de ocurrir en Vistalegre había sido más que un concierto. Había sido una celebración de la música, de la emoción y de la conexión entre banda y público. Architects demostró, una vez más, que su reinado en la escena no es casualidad, sino el resultado de una entrega absoluta y un talento arrollador.

Alvaro Carlier
Alvaro Carlier

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