Soul sin adornos y groove sin fecha de caducidad con Ben L’Oncle Soul en Madrid

Abr 23, 2025

Ben L’Oncle Soul es de esos artistas que llevan el groove en la piel. De los que hacen justicia a esa frase en la que creemos ciegamente que dice que «con el flow se nace, no se hace». No necesita exhibir su talento intentando alcanzar notas imposibles o haciendo adornos innecesarios, porque su voz, su carisma y su manera de estar sobre un escenario ya transmiten muy bonito. Lo de anoche en la Sala Villanos fue una exhibición de cómo el soul, cuando se hace con verdad, no pasa de moda. Un sold out un miércoles, un sonido impecable y una entrega total desde el minuto uno. Porque sí, en la primera canción hablaba conmigo mismo y me decía: «ostia, suena a disco», pero la realidad es que no: sonaba incluso mejor.

Fotos y crónica: Kenyi Yoshino

Hace 15 años que descubrí a Ben y, como pasa a veces, le perdí la pista con el tiempo. Pero anoche me reencontré con él en el mejor momento posible. Venía con un nuevo disco bajo el brazo, Sad Generation, lanzado hace apenas dos días. Y aunque la etiqueta de soulman pueda quedarse corta, porque su música bebe de muchas más fuentes, lo que no admite dudas es su talento descomunal. En su día arrasó con Soulman, aquel hit que le puso en el mapa en 2010 y que aún hoy sigue sonando fresco. Pero si algo ha demostrado en su carrera es que no se ha conformado con vivir de un éxito. Desde aquel primer álbum homónimo, donde versionaba clásicos con una elegancia impecable, hasta su aventura en Addicted to You, donde coqueteó con sonidos más electrónicos, siempre ha sabido reinventarse sin perder su esencia.

«Es treméndamente complicado encontrar artistas que tengan tanto talento natural en su estilo de cante, pero más complicado aún es encontrar alguien que a eso le sume conexión personal con el público»

Y anoche, en Madrid, quedó clarísimo que sigue en su mejor forma. Lo que diferencia a Ben L’Oncle Soul de otros artistas del género no es solo su voz, que ya es de otro nivel, sino su conexión con el público. No es un cantante que se limite a interpretar sus temas con perfección técnica. Es puro carisma, puro disfrute. No hay distancias entre él y la audiencia, solo energía que es de todos por igual. Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa era una invitación a formar parte de su universo y a dejarse llevar por su capacidad de hiptnotizarte.

Si su presencia ya es algo que atrapa, lo que construye a su alrededor no se queda atrás. Porque sí, su carisma es innegable, pero la banda que le acompaña juega un papel fundamental. Y dentro de esa banda, hay que hablar especialmente de las 2 leones que llevaba como coristas. Porque si Ben parece que flota en el escenario, ellas son quien le soplan para que vuele aun más alto. Sus armonías, su presencia, su complicidad… hicieron que la música cobrara aún más profundidad. No eran un adorno, eran una pieza esencial de un sonido que anoche, en directo, superó cualquier grabación.

Vuelvo a repetir, porque es digno de adoración, lo buenísimo que fue el sonido durante todo el bolo. Cada instrumento tenía su espacio, desde el bajo marcando el groove hasta la guitarra, que supo brillar sin excesos, con unos solos que cuando están tan bien metidos en reggae o soul nos encantan. Y el teclista, que además de aportar texturas, se lució con su voz en varios momentos (incluídos solos con sonidos de guitarra).

Y sí, lo prometido es deuda. Le dije a una lectora que, si su directo me convencía, escucharía el nuevo álbum, que ya lo había escuchado un par de veces antes del bolo y tampoco me había convencido mucho. Hoy Sad Generation está sonando bucle en mi Spotify, y las 13 canciones que lo componen me parecen preciosas.

Últimamente solo hablamos maravillas de los bolos a los que vamos, aun intentando no caer en tópicos como «bolazo», «tremendo», «espectacular» y un largo etcétera,y justificarlo con porqués.
Pero, modestia aparte… Creo que la clave es que estamos eligiendo muy bien los conciertos a los que vamos.
Y los que alguna vez nos habéis hecho caso yendo a un concierto de nuestra agenda semanal, nos daréis la razón.

¡Viva el soul!

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