Juliette y Joachim podrían haber montado una banda cualquiera. Pero decidieron fundar Pearl & The Oysters, un proyecto que bebe del pop francés, los sintetizadores analógicos y la ciencia ficción retrofuturista para crear un universo sonoro completamente único. Charlamos con ellos justo antes de su gira europea —que los trae a Madrid— y nos contaron sobre abuelas que inspiran nombres, conciertos en aceras con gorros navideños y su amor por Wendy Carlos y Jaco Pastorius. Spoiler: no hay ninguna respuesta aburrida.
Pearl & The Oysters es un nombre que evoca fantasía oceánica y psicodelia soleada. ¿Cuál es la historia detrás del nombre?
Juliette: Pearl era el nombre de mi bisabuela y también es mi segundo nombre. Desde pequeña usaba “Pearl” o “Pearly” en mis proyectos musicales, y fue mi madre —auténtica generadora de nombres de bandas— quien propuso Pearl & The Oysters. A Joachim y a mí nos encantó al instante y nos prometimos usarlo algún día. A partir de ahí, todo fluyó: la imaginería oceánica se convirtió en guía creativa y simbólica del proyecto.
¿Cómo se cruzaron vuestros caminos musicales? ¿Cuál fue la primera chispa que os conectó como banda?
Nos conocimos en el instituto, justo en una etapa clave de nuestro desarrollo musical. Intercambiábamos música y descubrimientos todo el tiempo —¡todavía lo hacemos!—. Desde entonces no hemos dejado de crear juntos. La banda llegó después, pero la conexión creativa estaba desde el primer día.

Vuestra música suena como una cápsula del tiempo con pop francés, soul psicodélico y ciencia ficción. ¿Qué artista o disco os hizo pensar: “Queremos sonar así”?
Hay muchos, y nuestro enfoque sigue cambiando a medida que descubrimos música nueva. Pero por nombrar algunos: Todd Rundgren, Beach Boys, ELO, Jobim, Blossom Dearie, Yellow Magic Orchestra, Margo Guryan, Stevie Wonder, Stereolab o The High Llamas. Durante la gestación de la banda estábamos obsesionados con The Beach Boys Love Youy Something/Anything. También Pacific, de Haruomi Hosono, fue un impacto estético muy fuerte.
Habéis vivido y trabajado en muchos lugares. ¿Cómo influye el entorno en vuestro sonido?
La geografía influye mucho en nuestra creatividad. Vivir en Florida, por ejemplo, nos hizo querer traducir en música los sonidos vibrantes y envolventes de la naturaleza. Estamos muy influidos por nuestro entorno inmediato.
¿Qué diferencias notáis entre la escena musical francesa y la norteamericana, tanto a nivel creativo como profesional?
La escena en EE. UU. es más abierta, y al ser un país tan grande, siempre parece haber espacio para crear y expandirse. Nos sentimos particularmente comprendidos y valorados allí, ya que nuestras influencias son principalmente angloamericanas. Pero también es cierto que no hay un sistema que garantice seguridad financiera para los artistas, mientras que en Francia hay muchas subvenciones públicas (un enfoque más socialista del apoyo cultural), lo que ayuda mucho a músicos que trabajan de forma intermitente. Eso genera formas distintas de entender la música como carrera.

¿Qué ha significado para vosotros formar parte del universo Stones Throw Records?
¡Fue un sueño hecho realidad! Llevábamos tiempo deseando formar parte de su universo, y lo conseguimos. Todo el equipo del sello está formado por melómanos empedernidos y DJs brillantes. Es un honor formar parte de esa historia.
¿Cómo fue el proceso de grabación del disco?
Grabar Planet Pearl fue muy especial porque, por primera vez, pudimos comenzar el proceso directamente en el estudio de Stones Throw. Hasta entonces, todo lo habíamos hecho en casa con cajas de ritmos.
En una época en la que todo tiende a sonar igual, habéis creado un universo sonoro muy personal. ¿Cómo decidís cuándo una canción está “terminada”?
Una parte fundamental de nuestro enfoque (maximalista) es que, una vez terminamos los arreglos tradicionales de un tema, empezamos a añadir sonidos electrónicos tipo “space age” y luego los vamos puliendo hasta sentir que todo está equilibrado.
Amáis claramente los sintetizadores vintage, los vocoders y la producción DIY. ¿Cuál es vuestro juguete musical favorito en el estudio?
Últimamente nos encanta jugar con tape delays para conseguir efectos locos. Pero también estamos muy enamorados de nuestro Yamaha CS-15D. Nos encanta superponer muchos sintetizadores monofónicos para crear texturas polifónicas al estilo Wendy Carlos.
¿Cuánto hay de ciencia ficción en vuestro proceso creativo?
Nos influye como concepto. Nos inspira mucho la estética del “futuro que nos robaron”, la tecno-utopía de los años 50, el Space Age y los planteamientos de Mark Fisher y la hauntología.

Si vuestra música fuera una película, ¿quién la habría dirigido?
¡Pregunta difícil! Probablemente una mezcla entre Brian De Palma, Agnès Varda y Nobuhiko Obayashi. Pensamos en House, claro.
¿Cuál ha sido el concierto más raro o surrealista que habéis dado?
¡Muchísimos! Recuerdo una vez en Charlotte, en 2018, cuando la banda era nueva. Tocamos en un pub irlandés dentro de un centro comercial, ante tres o cuatro borrachos y una banda de metal de dos miembros. Y vendimos bastante merch esa noche. Otra vez, en San Francisco, tocamos en la calle con un generador porque el local canceló a última hora. La gente se juntó con gorros de invierno y cantó con nosotros. Parecía una peli de Navidad de Hallmark. Hay mil anécdotas así.
¿Algún ritual o manía antes de subir al escenario?
A veces hacemos ejercicios de respiración juntos. Nada demasiado complejo, pero nos ayuda a conectar.
¿Qué estáis escuchando ahora mismo que os obsesiona?
Improvement Movement, donde toca nuestro amigo Klark Sound, es una maravilla. También el nuevo disco de Panda Bear nos voló la cabeza. Y estamos muy pendientes del nuevo disco de Tchotchke: su primer álbum fue impecable y el nuevo single “Did You Hear?” nos tiene enganchados. También llevamos un par de años obsesionados con la banda japonesa Cymbals. Jojo está dándole vueltas a “Liberty City” de Jaco Pastorius, y Juliette está redescubriendo Cupid & Psyche 85 de Scritti Politti, además del nuevo disco de Mamalarky. Y como siempre, seguimos volviendo a João Donato, Randy Newman, Todd Rundgren, Blossom Dearie y los Beach Boys de los 70.
¿Qué viene ahora para Pearl & The Oysters?
Estamos súper emocionados por esta gira europea. ¡Tocar en Madrid es un sueño cumplido! Después, nos vamos de gira por la costa oeste estadounidense. Acabamos de sacar un nuevo single en francés con aires de bossa junto a Tim Bernardes y Pedro Martins. Y, como siempre, seguimos haciendo música nueva :))