Donde la música deja de ser solo sonido y se convierte en un diálogo honesto, crudo y completamente impredecible.

Crónica y fotografías: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

Entrar al Teatro Magno sin haber escuchado previamente a Fantastic Negrito fue un salto de fe musical de esos que te hacen confiar en el criterio musical de quién te lo ha recomendado para siempre. Uno de esos saltos que se justifican con un simple “confía en mí, vas a flipar”. Y vaya si lo hicimos. Desde el primer momento quedó claro que estábamos ante algo fuera de lo común: un artista que desafía cualquier expectativa con su versatilidad vocal y su capacidad de sorprender en cada tema.

Con canciones que se extendían hasta los ocho minutos, cada una era un viaje narrativo y sonoro. Podías notar que cada historia era tan importante como la música misma. Cada composición parecía un diálogo abierto entre Negrito y el público, con giros inesperados que mantenían la atención y el asombro al máximo. Y su voz, tan impredecible como magnética, te llevaba de un susurro íntimo a un rugido desgarrador en cuestión de segundos.

El Teatro Magno, que para muchos debutaba como sala de conciertos, no solo impresionó por su estética, sino también por su acústica impecable. Fue el escenario ideal para una banda que sonó compacta, precisa y poderosa, con un equilibrio perfecto entre los instrumentos. Desde las guitarra desgarradoras hasta los teclados envolventes y unas líneas de bajo que navegaban entre el soul y el funk, todo estaba en su sitio, complementando la energía y el magnetismo de su líder.

«Fantastic Negrito no canta para entretenerte, canta para sacudirte, emocionarte y recordarte por qué la música importa.»

Negrito no solo canta y cuenta historias; convierte cada segundo sobre el escenario en una experiencia teatral. Su manera de moverse, su interacción con el público y esa pasión arrolladora transformaron el concierto en una auténtica celebración musical. Hubo momentos en los que el teatro entero parecía vibrar al unísono con él, creando una conexión que pocos artistas logran.

Si algo quedó claro, es que Fantastic Negrito sabe cómo romper las barreras entre géneros y etiquetas. Su música es tan diversa como su propia personalidad: una fusión de estilos que van desde el blues más crudo hasta el funk más enérgico, pasando por el soul y tintes de rock. Esta riqueza musical hizo que cada canción fuese una sorpresa, un recordatorio de que aún hay artistas que no temen arriesgar y que lo hacen con autenticidad. Además, presume de ser un artista independiente, y nosotros también presumimos de que lo sea.

Mención para Houston Party por traer a artistas de esta talla. Fantastic Negrito no solo estuvo a la altura de su nombre, lo superó con creces. Una noche inolvidable, y una lección: nunca subestimes la confianza ciega en un amigo con buen gusto.

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