Esta es, sin duda, una de las crónicas menos imparciales que he escrito hasta ahora. Aunque, siendo sinceros, nunca he buscado especialmente esa imparcialidad. Cuando se trata de música, de emociones, de ese pellizco que te agarra en el pecho en un concierto, la imparcialidad es un concepto que se diluye. Y si hablamos de Gaby Jogeix, aún más. Porque no solo le admiro como músico, sino que le considero un gran amigo. Un amigo al que conocí hace muchos años, incluso antes de que existiera Territorio Music. La historia es curiosa: una amiga mía buscaba un concierto para el día de su cumpleaños y, tras ver a Gaby en acción, me dijo sin dudarlo: «lo encontré». No sé si lo dijo por su talento o por la energía brutal que desprende, pero lo cierto es que desde entonces no hemos dejado de seguirle la pista.
Anoche, en la Sala Villanos, fuimos testigos de una de sus noches más especiales, la presentación de “Smile To The Clouds”. Y sí, he visto muchas veces a Gaby en directo, pero lo de ayer tuvo un aura distinta. Quizás porque el lugar en sí ya tiene una magia especial, un templo para la música en el que hemos visto a figuras tremendas, y en el que anoche el protagonista era alguien al que llevamos años apoyando y disfrutando. O quizás porque lo que presenciamos fue, sin lugar a dudas, su concierto más redondo, más completo y más emocionante hasta la fecha.
Gaby tiene una forma única de estar sobre el escenario. Su carisma no es impostado, su técnica no es un adorno y su música no se limita a un género concreto. Lo suyo es el blues, el R&B, el gospel, pero también esa capacidad de convertir cada tema en un viaje personal. Cuando además le arropa una banda tan poderosa como la de anoche, con unos coros que parecían salidos del cielo y alguna sorpresa cubana que elevó aún más la temperatura del bolo, la experiencia roza lo celestial.
«Algunos tocan blues, otros lo viven. Pero Gaby Jogeix lo convierte en un portal donde cada nota es un paso más allá de lo terrenal.»
Además, cada día queda más evidente aun si cabe la capacidad que tiene de conectar con los de abajo. Hubo momentos de pura energía, de esos que te hacen mover la cabeza sin darte cuenta, y otros de una sensibilidad brutal, donde el tiempo pareció detenerse y las notas flotaban en el aire como si fueran parte de algo más grande. En un par de ocasiones, sin miedo a reconocerlo, se me humedecieron los ojos. Y ya sabemos que cuando la música es capaz de tocarte así, es que está pasando algo especial.
“Smile To The Clouds” es un disco que tiene todo lo que define a Gaby: alma, destreza y una elegancia natural que hace que cada canción se sienta como un pedazo de su historia personal. Y anoche, en directo, se confirmó que no es solo un buen disco, sino una obra que cobra aún más sentido sobre el escenario. La gente lo recibió con una entrega absoluta, cantando, aplaudiendo y sintiendo cada momento como si formara parte de algo colectivo.
Pero si hay algo que destacar, más allá de la música, es la sensación de que Gaby no para de madurar. No solo porque cada vez es más sólido, más versátil, más rotundo, sino porque lo que transmite es una verdad absoluta. No hay postureo ni artificio, solo un tipo que ama lo que hace y lo comparte con una generosidad inmensa. Y eso, en un mundo donde todo parece girar en torno a lo inmediato y lo efímero, es un regalo.
Desde Territorio Music siempre vamos a estar aquí para contar lo que nos emociona, lo que nos remueve, lo que sentimos como nuestro. Y Gaby Jogeix es una de esas certezas inamovibles. Su música, su arte, su esencia, son algo que merece ser celebrado una y otra vez. Anoche lo hicimos, y lo seguiremos haciendo siempre. Porque cuando alguien pone tanto corazón en lo que hace, lo único que podemos hacer es estar ahí, disfrutarlo y decir, con toda la pasión del mundo, que la música de Gaby Jogeix es un lugar al que siempre queremos volver.
