Groundation, con su reggae jazzero y elegante, me hicieron por primera vez valorar musicalmente un género que hoy en día es fundamental en mi vida.

Toda historia de amor empieza con un beso. Y toda historia de amor por un género musical empieza con una banda.
Como muchos sabréis, el reggae es uno de mis géneros fetiches. ¿A qué me refiero con «género fetiche»? A que me hace volar, me hace viajar a la zona, poseerme por sus contras y que nunca nunca nunca me cansa. Pero esto no viene de lejos (relativamente). El que escribe estas líneas nunca había escuchado reggae en sus reproductores más allá de Bob Marley hasta hace unos 7-8 años.

Era un género que para nada me molestaba, pero sí reconozco que me resultaba algo repetitivo y sin excesiva complejidad musical. Una de mis muchas paletadas musicales.

2 hermanos míos, los más fánaticos de este género dentro de mi círculo cercano, me recomendaban desde reggae roots jamaicano hasta dancehall noventero. No molestaba, pero no cuajaba. En aquella época indagaba géneros en los cuales hubiese sólos que me hiciesen perder el control, riffs poderosos y adrenalina en forma de música. Hasta que un día, en la insistencia de alguien que te intenta convencer de que un género musical mola mucho (no hablo de la industria musical), me enseñaron a Groundation.

¡Ostia! ¡Esto no suena a lo que me habéis traído otros días! Suena moderno, aunque siempre presentes esas ráices del género, y musicalmente me suena tan tan fino que parecen músicos de jazz tocando otro género
«Me encantan chicos, ¡quiero verles en directo!, aunque el vocalista y su estilo aun no me terminan de cuajar, pero me encanta la finura con la que hacen música banda que suena , ¡así que avisarme y allí estaré! «

Y eso sucedió por primera vez hará 6 años en la Sala Heineken. El día en que uno de mis hermanos me habló por primera vez de una chica con la que hoy tiene 2 hijos. El día que me enamoré del reggae en directo, y pasé de pensar que era un género monótono y sencillo musicalmente, a considerarlo un estilo musical treméndamente puro, complejo y hecho para volar. Fue un día que sé que ninguno de los 3 olvidaremos, sin duda.

Además, aquel vocalista que no me terminaba de cuajar, se convirtió en uno de mis grandes referentes, yo que había pagado 25€ para disfrutar de la banda, incluso hacía bromas con que si no cantaba, mejor. Paletada musical nº2 del artículo.

Hace unos días volví a volar junto a ellos en la Sala Mon

Algunos problemas de sonido no influyeron en la atmósfera que son capaces de crear, personalmente, una de las bandas de reggae con más elegancia del planeta.

Sentarse a escribir sobre música es a veces extremadamente complicado, porque encontrar las palabras adecuadas para describir algo que percibes a través del oído no es sencillo. Empezaré diciendo una palabra que es la que creo que más define a Groundation: elegancia.

No sería capaz de elegir un genero favorito, pero sí de elegir un estilo favorito: el elegante. Una mezcla entre el talento, el sentimiento y la esencia. Porque un concierto de punk puede ser igual de elegante que uno de música clásica, si contiene talento, sentimiento y esencia. 

Desde los primeros acordes y las primeras contras del teclado y la guitarra, te das cuenta que esos tipos conocen este género como la palma de su mano. Todas esas notas mudas, esos detalles que no todos saben/sabemos ver, pero que todos los que estábamos allí sabíamos sentir.

El carisma de Harrison Stafford es de las cosas que más emociona de Groundation. Y se lo ha ganado al igual que lo hacen todas las personas en este mundo que encuentran su verdadera vocación en la vida. Me encantaría poder preguntarle por sus influencias a la hora de crear su estilo vocal, porque se sale de cualquier estandar que yo conozca.

Coros que te hacen volar más que el cohete de Red Bull, unas líneas de bajo que son las que mandan sobre toda la sala, unos teclados rítmicos y melódicos compuestos e interpretados por el mismo genio, y un baterista que debería ser un ejemplo para cualquier profesor de batería en el que su alumno le diga: «quiero aprender a tocar reggae».

Gracias Groundation, gracias Madrid, gracias vida y gracias a mis 2 hermanos por cambiarme la vida con este pequeño/gran descubrimiento. Nunca olvides los orígenes. Y, quien sabe, si Groundation no hubiese aparecido en mi vida, a lo mejor Territorio Music no existiría.

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