Rockabilly, Blues y Poesía: 5 Claves para Entender a Imelda May

Ene 22, 2025

Hablar de Imelda May es hablar de una artista en constante evolución. Para muchos, sigue siendo la diva del rockabilly que conquistó los escenarios con su tupé bicolor y su energía arrolladora. Pero quien haya seguido su carrera de cerca sabe que su historia va mucho más allá. Imelda May nunca ha sido solo una cantante de un género concreto; es una narradora de emociones, una exploradora de sonidos y una artista que no teme reinventarse.

Nacida en Dublín en 1974, creció rodeada de música, con una dieta sonora que combinaba a Elvis, Billie Holiday, Howlin’ Wolf y los grandes del blues y el jazz. Desde pequeña tuvo claro que su destino estaba sobre un escenario, pero lo que no sabía era que ese camino la llevaría por múltiples facetas, desde el rockabilly más purista hasta la poesía, pasando por colaboraciones con algunos de los nombres más importantes de la música.

Hoy exploramos cinco aspectos clave de su carrera que muestran por qué Imelda May es mucho más que una voz potente y un look reconocible.

1. La poesía siempre estuvo antes que la música

Mucho antes de convertirse en un referente del rockabilly moderno, Imelda May ya escribía. Creció con una profunda conexión con la poesía, y su pasión por las palabras ha estado presente en cada etapa de su vida.

De hecho, su disco 11 Past the Hour (2021) tiene letras que nacieron primero como poemas. Pero su faceta de escritora no quedó ahí. En 2022 publicó A Lick & A Promise, una colección de poemas en los que habla de su infancia, sus raíces irlandesas y su forma de ver la vida. Para ella, la poesía y la música no son mundos separados, sino dos maneras de contar historias.

2. Su gran salto llegó en un club londinense por pura casualidad

Imelda May nunca ha sido de esas artistas que salen de la nada gracias a un golpe de suerte, pero sí tuvo un momento clave que impulsó su carrera. Mientras actuaba en un pequeño club de Londres, entre el público estaba Jools Holland, pianista y presentador del legendario Later… with Jools Holland.

Imelda May nunca ha sido de esas artistas que salen de la nada gracias a un golpe de suerte, pero sí tuvo un momento clave que impulsó su carrera. Mientras actuaba en un pequeño club de Londres, entre el público estaba Jools Holland, pianista y presentador del legendario Later… with Jools Holland.

Holland quedó impresionado con su voz y su carisma, tanto que la invitó a actuar en su programa. Esa aparición fue el inicio de algo grande: de repente, su nombre empezó a sonar con fuerza, y pronto estaba compartiendo escenario con leyendas como Jeff Beck, con quien actuó en el homenaje a Les Paul en Nueva York.

3. Su icónico peinado fue su gran bendición… y su maldición

Durante años, la imagen de Imelda May estuvo asociada a su tupé bicolor y su estética pin-up. Su look ayudó a que el público la identificara rápidamente, pero con el tiempo se convirtió en un problema.

Ella misma ha reconocido en entrevistas que llegó un punto en el que sentía que su imagen pesaba más que su música. Por eso, en 2017 decidió romper con todo. Se cortó el pelo y dejó atrás el rockabilly más puro para adentrarse en un sonido más introspectivo, con influencias del blues, el jazz y el folk.

El resultado fue Life. Love. Flesh. Blood., un disco producido por T Bone Burnett y con colaboraciones de músicos como Jeff Beck y Jools Holland. Fue un giro arriesgado, pero también una declaración de intenciones: Imelda May no estaba dispuesta a quedarse atrapada en un solo estilo.

4. Su voz ha llegado al cine y la televisión

Imelda May no solo ha conquistado los escenarios, sino que su música también ha encontrado su camino en el cine y la televisión. Su potente interpretación de «Black Tears» se convirtió en una de las canciones más destacadas de la película Fisherman’s Friends (2019).

Pero quizás donde mejor encaja su estilo es en series como Peaky Blinders, donde su sonido y su imagen parecen hechos a medida para la estética de la serie. Su voz, con esa mezcla de fuerza y melancolía, tiene algo que atrapa y que añade una capa extra de profundidad a cualquier historia en la que se cuela.

5. Bono y la gran familia del rock irlandés

Irlanda siempre ha sido un país de músicos con una fuerte conexión entre ellos, y en ese sentido, Imelda May es una pieza clave dentro de la escena. Uno de sus mayores apoyos ha sido Bono, con quien ha colaborado en varias ocasiones.

En 2020, ambos unieron fuerzas para lanzar «Dreaming in Dublin», una canción que es toda una declaración de amor a su ciudad natal. Además, ha trabajado con artistas como Glen Hansard y Damien Dempsey, consolidando su lugar en la escena musical irlandesa.

Una artista en constante evolución

La historia de Imelda May no es la de una cantante que encontró su estilo y se quedó en él. Es la de una artista que ha explorado distintos caminos, que ha arriesgado y que ha sabido adaptarse sin perder su esencia.

Quienes aún la recuerdan solo por su etapa rockabilly se están perdiendo a una de las artistas más versátiles y apasionadas de su generación. Su próximo paso, como siempre, es impredecible. Pero lo que está claro es que Imelda May nunca será una artista predecible.

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