El maestro de las fusiones nos volvió a enamorar en una velada íntima donde su voz y su banda nos llevaron de viaje por géneros y emociones, resfriado incluido.

Crónica y fotografías: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

José James no necesita presentación para los que seguimos de cerca la evolución de la música contemporánea. El cantante y compositor estadounidense pasó ayer por Madrid en una doble sesión en la Sala Villanos, y Territorio Music estuvo presente en el primero de los dos pases. Con una carrera que se mueve entre el jazz, el soul y el hip hop, José James volvió a mostrar por qué es uno de esos artistas que, cuando toca la ciudad, se convierte en cita obligada.

Desde el primer momento, la atmósfera en la sala fue íntima, envolvente. A pesar de que James confesó estar algo resfriado, eso no fue obstáculo para que nos regalara una de esas noches especiales que te recuerdan por qué amas la música en directo. Lo cierto es que el artista sacó adelante el concierto con la calidad que lo caracteriza. Una actuación sólida, con la misma elegancia a la que nos tiene acostumbrados.

José James tiene una de esas voces que te atrapa, y anoche, una vez más, demostró su capacidad para moverse entre géneros con una naturalidad desarmante. Ya sea interpretando temas inspirados en el jazz clásico, dejándose llevar por la sensualidad del soul o sorprendiéndonos con un rap fluido y sin esfuerzo (scratch con la voz incluído, que, si no mirabas, te podía engañar perfectamente), su versatilidad es lo que lo distingue. Y si a todo esto le sumamos su aura, esa calma que transmite, se entiende por qué es un nombre que siempre figura en nuestras listas de imprescindibles.

«José James no solo canta, te envuelve en una atmósfera donde el jazz, el soul y el hip hop se encuentran, dejándote flotando entre notas y emociones.»

La banda que lo acompañaba anoche no se quedaba atrás. Músicos de primer nivel que, lejos de opacar al cantante, le ofrecieron el soporte perfecto para que pudiera brillar. Cada uno de ellos tuvo su momento para lucirse, creando una dinámica musical que añadía capas de profundidad al espectáculo. La conexión entre ellos era buena, moviéndose entre los distintos géneros con la misma fluidez que James.

No importa cuántas veces hayas visto a James, siempre consigue enamorarte de nuevo. Hay algo en su forma de estar en el escenario que va más allá de su talento vocal: es la forma en que te invita a un viaje, haciéndote olvidar todo lo que ocurre fuera de la sala.

Conciertos como este son los que nos recuerdan por qué amamos tanto la música en vivo. Hay una conexión, una intimidad, que solo se puede experimentar estando allí, compartiendo el momento con el artista y el público. La Sala Villanos, con su ambiente acogedor, se prestaba perfectamente para este tipo de actuación.

Si hay algo que queda claro después de noches como esta, es que seguiremos asistiendo a cada uno de los bolos de José James siempre que pase por nuestra ciudad. Porque su talento, su versatilidad y su capacidad para emocionarnos en cada nota son algo que no queremos perdernos. ¡Viva el jazz, las fusiones y esas noches íntimas que nos hacen sentir que la música sigue siendo uno de los grandes placeres de la vida!

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