Con una voz que es absolutamente hipnótica y unas fusiones muy finas entre géneros, el grupo nos recordó que se sigue haciendo buena música en cualquier rincón del mundo.

Crónica y fotografías: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

Noche de martes, con una Riviera a reventar con un sold out (con entradas que superaban los 50€) que reunió a más de 2.000 personas listas para recibir a los que parecían para muchos unauténticos ídolos.
La banda islandesa, se notaba antes de empezar el bolo que ha logrado hacerse un nombre entre los seguidores del rock, blues y folk en nuestro país y, visto lo visto ayer, estoy convencido de que en medio mundo.

Muchos aún recuerdan su actuación en el Mad Cool 2023, que fue una de las grandes sorpresas del festival. Rodeados de un cartel cargado de estrellas, Kaleo destacó y se llevó un lugar especial en la memoria de quienes asistieron. Aquella noche, su sonido auténtico y crudo conectó con el público de una manera que pocos esperaban, convirtiéndose en uno de los momentos más comentados y celebrados del evento.

Desde que Julius apareció en escena, el público mostró que no estaba ahí solo por el famoso hit “Way Down We Go”, sino porque cada canción del grupo tenía una historia compartida con los presentes. Todos coreaban los temas, y era fácil ver que el vínculo con Kaleo iba más allá de una simple moda.

El vocalista JJ Julius Son, con su presencia tranquila pero contundente, fue el eje de la noche. Alguien desde el público gritó “¡Eres Jesucristo!”, arrancando risas, pero la verdad es que algo muuy especial hay en su voz. Profunda y sincera, su voz destaca tanto en las partes acústicas, donde todo se reduce a su presencia y unos pocos acordes, como en los momentos más rockeros de la noche. Es en esas pausas más íntimas donde la magia de Kaleo se hace notar, manteniendo a todos atentos y creando una atmósfera única.

«Cuando la música es sincera, no hace falta adornarla; se queda contigo mucho después de que termine el último acorde.»

Además de la voz de JJ, la armónica fue otro punto fuerte del show. Con cada solo, el público respondía con aplausos y gritos. Un elemento clásico del blues, que en manos de Kaleo la armónica parece casi un miembro más de la banda. Los fans, claramente familiarizados con cada nota, celebraban cada aparición de este pequeño pero poderoso instrumento, que añadía aún más carácter al sonido de la banda.

El concierto tuvo varias etapas, pasando de momentos de rock enérgico donde era imposible quedarse quieto, a pasajes acústicos que lograban un efecto casi hipnótico. Estos cambios de ritmo son parte del estilo de Kaleo y muestran su habilidad para moverse entre géneros sin perder la esencia. Quizás faltó algo de energía en las partes más pesadas —aunque eso ya es cuestión de gustos—, pero cuando una banda transmite tan bien lo que siente, los detalles pasan a un segundo plano.

Al final, uno se queda con la sensación de que Kaleo ofrece algo genuino y auténtico, una experiencia que no depende de artificios, sino de la conexión que logran a través de su música. Agradecer a Live Nation por hacer posible esta noche y por acercarnos a artistas como Kaleo, que enriquecen la oferta musical de la ciudad. Ver cómo los islandeses, con su mezcla de blues, folk y rock, lograron reunir a más de 2.000 personas en Madrid es una señal clara de que estos géneros siguen vivos y que tienen un público comprometido en nuestro país.

Y gracias, Madrid, por seguir apoyando la música en directo y demostrarnos que las buenas historias musicales se encuentran en cada rincón del mundo.

PD: Varias chicas de primera fila, con las que estuve hablando mientras esperábamos para hacer las fotos, nos comentaron que en el meet & greet que se hizo unas horas antes, no había habilitado un espacio con un mínimo de luz decente para hacerse la foto con el artista. Todos sabéis que no somos nada fans de los meet & greets (sobre todo por el precio que tienen), pero hay gente que lo paga y les hace feliz, y en muchos de esos casos, lo más importante de pagar casi 3 veces más que por una entrada normal es hacerse una foto con el artista. Estaría bien al menos poner un foquito o adaptar un rincón luminoso para que se vayan con una foto chula.

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