Virtuosismo, emoción y caos controlado: Una noche con Kamasi Washington

Mar 27, 2025

Kamasi Washington desembarcó en La Riviera para ofrecer una de esas noches que justifican por qué el jazz sigue siendo un lenguaje universal. Llenar la sala más grande de Madrid un lunes lluvioso no está al alcance de cualquiera, pero Kamasi no es un músico cualquiera. Es uno de los nombres más influyentes del jazz contemporáneo, con una visión que trasciende etiquetas y una capacidad de convocatoria que demuestra que este género, lejos de ser un nicho, sigue atrapando a todo tipo de oyentes.

Su propuesta se mueve entre el jazz más puro y un enfoque moderno que bebe del hip-hop, la electrónica y el soul. Cada tema es una odisea musical, con desarrollos que superan los diez minutos y pasajes que oscilan entre la contemplación y el frenesí absoluto. Lo impresionante es que, incluso en los momentos más caóticos, el sonido se mantuvo nítido, permitiendo distinguir cada instrumento con total claridad. Washington es un maestro a la hora de crear una narrativa sonora, llevando al público de la mano a través de distintos paisajes emocionales sin perder ni un gramo de energía.

Fotos y crónica: Kenyi Yoshino

Su saxo tenor es un arma de expresión brutal. Con un tono profundo y un fraseo elástico, domina la escena con un sonido que evoca tanto a los clásicos como a las vanguardias más audaces. Pero su grandeza no está solo en su virtuosismo, sino en su capacidad de liderazgo: cada músico en el escenario tuvo su momento para brillar, desde los solos arrolladores de su pianista hasta las intervenciones de la batería, que alternaba entre el groove hipnótico y explosiones de pura fuerza.

«Si el jazz es un idioma, Kamasi lo habla con la fluidez de un poeta y la contundencia de un profeta.»

La constante interacción entre su saxo y la sección rítmica, con patrones complejos, parecían desafiar la gravedad. Hubo guiños a sus influencias, desde Coltrane hasta el funk más pesado, y por supuesto, esa huella inconfundible del jazz de Los Ángeles, con esa cadencia que recuerda al hip-hop clásico y a la psicodelia espacial.


A lo largo del concierto, Kamasi mostró su habilidad para fusionar estructuras clásicas con la energía de la música urbana, en un equilibrio que pocos logran con tanta naturalidad. Su conexión con el público fue inmediata: cada gesto, cada mirada cómplice con sus músicos transmitía la seguridad de alguien que sabe que está construyendo algo más grande que un simple espectáculo. Cada solo parecía un diálogo entre generaciones de músicos que han dejado su huella en la historia del jazz.

La noche terminó con 2.000 personas saliendo de la sala boquiabiertos. Un torrente de energía que terminó en una ovación unánime, con el público completamente rendido ante la calidad de Washington. Que una propuesta de esta envergadura congregue a dos mil personas en un día laborable es motivo de celebración. El jazz sigue vivo, evolucionando y conquistando a nuevas generaciones, y eventos como este lo demuestran.
Gracias a Houston Party por seguir apostando por artistas así y por hacer posible que Madrid pueda disfrutar de noches de esta magnitud en espacios como La Riviera.

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