Tuvimos la suerte de presenciar la intimidad de un acústico y la magnitud de un sold out en el WiZink Center, y prometimos contaros la realidad de ambas. Aquí lo tenéis.

El pasado 21 de marzo, Madrid fue la capital de la música urbana con el esperado concierto de Nicki Nicole en el WiZink Center. Sin embargo, dos días antes del gran evento, tuvimos la enorme fortuna de vivir una experiencia íntima y exclusiva en un evento organizado por Billboard, donde Nicki fue la estrella principal. Este encuentro previo culminó con un acústico que dejó a todos los presentes con un cálido sentimiento de admiración.

El contraste entre el evento acústico y el multitudinario concierto en el WiZink Center fue bastante marcado. Mientras que el primero ofreció una experiencia íntima y emocionalmente resonante, el segundo fue un espectáculo masivo que atrajo a multitudes que habían estado esperando durante días, incluso acampando frente al recinto para asegurarse un lugar privilegiado desde donde disfrutar del talento de Nicki Nicole, y que a muchos nos dejó con una sensación agridulce.

Aunque la voz de Nicki resonaba espectacular en ambos formatos, sin duda sentimos que la versión acústica nos había dejado una impresión más profunda y conmovedora. La intimidad de la actuación acústica, con solo algunos temas interpretados de manera despojada de arreglos excesivos, nos permitió conectar de manera más directa con la esencia de la música de Nicki Nicole.

Sin duda entendemos el poder de las colaboraciones y lo positivo de ello al mundo de la música, pero claro, defender un setlilst en el que la mitad del tiempo no cantas tú, no es taréa fácil.

En contraste, el concierto en el WiZink Center presentó una producción más elaborada, pero con una banda incompleta que acompañaba a Nicki en el escenario. Un guitarrista y un teclista eran los únicos músicos que le acompañaban, y la ausencia de una sección rítmica en vivo restaron algo de la potencia y la energía que muchos esperamos en un concierto en vivo.

Además, la presencia de colaboraciones vocales pregrabadas en varias canciones también generó cierta decepción entre nosotros. Esta falta de conexión genuina en algunos momentos del concierto contribuyó a crear una sensación de distanciamiento entre la artista y su audiencia. O al menos no percibimos un ambientazo, sobre todo en comparación con lo vivido con Milo J una semana antes.

A pesar de todas estas palabras aparentemente negativas, el espectáculo ofreció momentos destacables, como unos buenos juegos de luces y coreografías que complementaron la energía de las interpretaciones de Nicki Nicole. Sin embargo, es cierto que para nosotros estos elementos no fueron suficientes para compensar las deficiencias mencionadas anteriormente.

Como conclusión, el concierto de Nicki Nicole en el WiZink Center fue una muestra del talento y el potencial de la artista, pero también dejó en claro que hay aspectos que podrían mejorarse en futuras presentaciones. La versión acústica, por su parte, destacó por su autenticidad y su capacidad para llegar directamente al corazón del público. Con una combinación adecuada de producción y conexión emocional, Nicki Nicole tiene el potencial de ofrecer experiencias en vivo verdaderamente inolvidables en el futuro.

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