Resurrection Fest 2025 – Día 1: Metal sin fronteras, épica y oscuridad en una jornada inaugural vibrante

Jun 26, 2025

El Resurrection Fest 2025 arrancó con fuerza en Viveiro, Lugo, en una jornada que puso en marcha la celebración del 20º aniversario del festival. Desde los nuevos talentos ganadores del Band Contest hasta leyendas consagradas como Judas Priest o Tarja Turunen, el primer día fue un despliegue de energía, emociones y estilos que reflejan la diversidad del metal y el rock actual. Aquí te dejamos el resumen detallado de las actuaciones del miércoles 25 de junio.

Primera hora – Apertura e impacto nacional

Mind Traveler – Desert Stage

Alvaro Carlier

La jornada comenzó con una actuación que arrancó fiel al espíritu del festival: la banda extremeña Mind Traveler, vencedora del Resurrection Band Contest, nació en Extremadura y se encargó de abrir el Desert Stage a las 16:00. Su estilo mezcla metal progresivo con toques post‑rock, evidenciando una madurez sorprendente para una banda emergente. Comenzaron con los temas «Behind The Glass» y «From The Ashes». La densidad de sus pasajes instrumentales, los cambios de dinámica y una estética sonora cuidada demostraron que no solo ganaron el concurso por proximidad, sino por una propuesta sólida y rica en matices.

Aunque el escenario estaba menos concurrido que el Main Stage, los asistentes más madrugadores respondieron con entusiasmo. Aunque debemos reconocer que está joven banda acogieron una gran cantidad de público, y fue increíble al ser la banda que abría el festival. Temas como “Fracture” y “Across The Silence” (interpretados con potencia técnica) establecieron un tono elevado desde el principio: metal ambicioso y con un gran futuro por delante. Es un ejemplo de apuesta por lo propio en un contexto internacional, y dejó claro que la cantera nacional tiene futuro.

Psilicon Flesh – Ritual Stage

Alvaro Carlier

Tras la apertura inicial, el Ritual Stage recibió a Psilicon Flesh, la otra banda nacional. Con un sonido mucho más profundo y oscuro, enmarcado en el death/industrial, enturbecieron el ambiente ante un público más concentrado y exigente. El directo, apoyado en guitarras pesadas, ritmos machacones y atmósferas envolventes, fue una experiencia casi visceral. La banda combina estructura meticulosa y agresividad cruda: los riffs eran afilados, casi industriales, mientras que la voz se aproximaba al gutural profundo típico del death metal.

Con un set de casi 45 minutos, los miembros del grupo desplegaron una puesta en escena sobria pero impactante: luces estroboscópicas, humo y una escenografía austera que encajó con la sonoridad opresiva. No era espectáculo, pero sí inmersión. Psilicon Flesh reafirmaron el valor de llevar la oscuridad al festival, aportando variedad frente a los primeros tonos melódicos del día.

Novelists – Main Stage

Alvaro Carlier

A pocos metros, el Main Stage esperaba la propuesta melódica de los franceses Novelists, una referencia del metalcore emocional. Comenzaron con precisión: sonido limpio, voz equilibrada entre agresividad y melodía, breakdowns efectivos y estribillos con gancho. Su propuesta ha ido evolucionando desde lo más melódico hacia estructuras más técnicas y progresivas, y lo demostraron en un show bien ensamblado con buena química y conexión con el público.

Destacaron canciones como “Lost Cause”, “Smoke Signals” y “Parasite”, donde evidenciaron su capacidad para navegar entre profundidad emocional y fuerza en directo. El público respondió coreando, mostrando que el festival no era solo puro metal, sino también melódico y contemporáneo. Novelists confirmaron su posición como apuesta europea de futuro dentro del cartel.

Pleno Main Stage – Estrella ucraniana y leyenda eterna

Jinjer – Main Stage

Alvaro Carlier

El set de Jinjer, banda ucraniana, fue uno de los momentos más esperados y vibrantes del día. Saltaron al escenario con una expectación palpable: técnica instrumental excelsa y una presencia vocal extraordinaria, representada por Tatiana Shmayluk. Su estilo, que fusiona groove, djent, progresivo y metalcore, explotó en intensidad y precisión.

Interpretaron hits como “Vortex”, “Pisces” y “Call Me a Symbol”, obras que se convirtieron en furor gracias a la conexión entre la banda y el público. La sección rítmica fue demoledora, el baterista mostró pulso infalible y los teclados aportaron atmósfera sin caer en lo superficial.

Tatiana impuso su carisma, dominando cada rincón del escenario: interactuó con la audiencia, invitó a corear partes críticas y transmitió empoderamiento. En conjunto, Jinjer demostraron por qué son cabeza de cartel en muchos festivales internacionales: una mezcla explosiva de virtuosismo y espectáculo emocional.

Ritmo oscuro y contraste teatral

Skynd – Ritual Stage

Alvaro Carlier

Mientras Jinjer dominaban el Main Stage, en el Ritual Stage Skynd desplegaba su propuesta de darkwave industrial inspirada en crímenes reales. Su estética perturbadora, teatral y envolvente creó un ambiente distinto: luces frías, proyecciones dramáticas, vestuario sensual y tenebroso. Su vocalista canalizó un estilo casi narrativo, oscilando entre canto suave y agresividad sutil, y usó la voz como instrumento dramático más que como mero eco melódico.

El público, en silencio respetuoso, se dejó atrapar por historias reales convertidas en canciones (como “The Whispers” o “Ripper”), con melodías hipnóticas. Todo el show fue más performance que concierto, y generó sensaciones fuertes, perfectas para quienes buscan propuestas artísticas más introspectivas y oscuras en el festival.

Folk‑metal y atmósfera vikinga

Eihwar – Desert Stage

Alvaro Carlier

A la misma hora en el Desert Stage, los escandinavos Eihwar tejerían una atmósfera épica con su folk-metal cargado de instrumentos tradicionales, coros potentes y vestimenta inspirada en culturas nórdicas. Su música emocional, basada en pasajes melódicos y voces limpias con tintes guturales, capturó a los asistentes que buscaban épica y melodía combinadas.

Con temas como “Northern Lights” y “Saga of the Fallen”, el público en masa ondeó banderas y acompañó con coros. Su propuesta encaja con bandas como Eluveitie o Ensiferum, destacando por equilibrio entre agresividad y belleza, con una puesta en escena narrativa, ritualística.

El gran acontecimiento – Judas Priest

Judas Priest – Main Stage

Alvaro Carlier

La leyenda llegó al Main Stage con Judas Priest, protagonistas indiscutibles del heavy metal desde los setenta. Su regreso fue recibido con gritos de emoción: el recinto se llenó al límite. Robert Halford apareció ataviado con su icónica chaqueta y gafas de espejo, impuso su actitud poderosa y una voz tan limpia como en sus mejores épocas.

El setlist fue una selección de clásicos: “Breaking the Law”, “Electric Eye”, “Painkiller”, “Hell Bent for Leather”. El ritmo fue constante, sin flaqueos en intensidad ni técnica. La banda se movió con precisión, acompañada de fuegos artificiales, pirotecnia y luces sincronizadas.

Halford se dirigió al público con frases como: “¡Esto es historia viva del metal!”, y encendió al público en los pits. El combo entre energía, ritual de himno y espectáculo visual convirtió el show en un punto culminante del festival, con la sensación de estar viviendo un momento irrepetible .

Tranquilidad operística

Tarja – Ritual Stage

Alvaro Carlier

Terminado Judas Priest, Tarja Turunen ofreció un set en el Ritual Stage más íntimo y contemplativo: tras el metal clásico, llegó la ópera sinfónica con matices góticos. Tarja apareció vestida de negro, acompañada por piano y quizás cuerdas, y presentó una mezcla de temas propios (“I Walk Alone”, “Dark Star”) junto a recuerdos de Nightwish (“Ever Dream”, “I’m Alive”).

La atmósfera cambió radicalmente: el público se sumergió en una experiencia casi litúrgica, silenciosa en canto, y entregada en emoción. Su voz lírica, potente y emotiva, ocupó cada rincón del escenario. Hubo momentos en que el silencio entre canciones era tan intenso como el aplauso posterior. Para los fans del metal sinfónico, fue un recuerdo precioso e inesperado, con una intensidad emocional profunda.

Cierre frenético

Kanonenfieber – Main Stage (01:10–02:20)

Alvaro Carlier

Como clausura del Main Stage, llegó Kanonenfieber, un grupo alemán con temática de guerra. Su sonido crudo, inmediato, agresivo y sin concesiones funcionó como fin de fiesta explosivo. Con ritmos poderosos, guitarras agresivas, batería pesada y voces gritadas, sus canciones describían violencia, combate y resistencia.

El público, aún activo a esas horas, desató mosh y empujones con energía catártica. No hubo pausas: un flujo constante de intensidad y brutalidad sonora. Fue un uplifting tardío, perfecto para cerrar una jornada intensa con adrenalina pura.

Reflexión y balance de la jornada

El primer día del Resurrection Fest 2025 fue un viaje de contrastes y emociones. Desde los comienzos con Mind Traveler y Psilicon Flesh hasta el metal melódico de Novelists y la potencia técnica de Jinjer. El contraste se intensificó con Skynd y su propuesta teatral oscura, y luego Eihwar trajo un contrapunto épico y folk.

El plato fuerte fue Judas Priest, un hito inamovible de la historia del metal, pero la noche no terminó ahí: la grandilocuencia lírica de Tarja ofreció intimidad y belleza, antes del estallido final con Kanonenfieber, que reafirmó el poder incontrolable del punk-metal.

La distribución por escenarios funcionó a la perfección: el Desert Stage y Ritual Stage actuaron como contrapuntos a la saturación del Main Stage. Hubo espacio para propuestas locales, emergentes, melódicas, extremas y legendarias.

En resumen, fue un día redondo: vibrante, diverso, emocionante y tejido con momentos únicos. En el 20.º aniversario del festival, esta jornada inaugural estableció un nivel extraordinario tanto en calidad musical como en experiencia colectiva. El Resurrection Fest ha encendido motores, y lo que siga promete ser aún mayor.

Alvaro Carlier
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