Una noche de virtuosismo, groove y energía desbordante en Madrid de mano de uno de los mejores bajistas modernos del planeta.

Crónica y fotografías: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

Anoche, la Sala Sol vibró a ritmo de un bajista, español,  Vincen García, un maestro capaz de transformar un instrumento en una auténtica ametralladora musical. No solo logró llenar la sala con su propuesta instrumental, algo poco común para un bajista, sino que convirtió su concierto en una fiesta instrumental, dejando claro que estamos ante uno de los grandes nombres del funk y el jazz progresivo actual.

Vincen no solo demostró un virtuosismo abrumador, sino que equilibró su talento técnico con un groove tan pegadizo que era imposible no moverse. Durante hora y media, mantuvo un ritmo frenético, atrapando al público con líneas de bajo tan complejas como hipnóticas. No es habitual que una sala entera termine tarareando riffs de bajo con precisión, pero con él ocurrió. Y eso, teniendo en cuenta que solo tiene un álbum de estudio, dice mucho sobre su conexión con la audiencia y la originalidad de su propuesta.

El show, sin embargo, no fue solo el lucimiento de Vincen. Los cuatro músicos que le acompañaron elevaron la experiencia a otro nivel. El baterista, un auténtico metrónomo, asombró con una pegada impecable que marcó el pulso de toda la noche. El guitarrista aportó momentos de pura elegancia y virtuosismo, llenando cada rincón de la sala con solos y arreglos sublimes. Y los dos vientos, que parecían respirar al unísono con el público, llevaron el espectáculo a un terreno explosivo, combinando técnica con un feeling impresionante. Era evidente que no se trataba de un simple acompañamiento; estos cuatro músicos son artistas de primer nivel que saben brillar individualmente y, al mismo tiempo, reforzar el conjunto.

«Cuando un bajo hace que lo cantes como si fuera un himno, sabes que estás frente a algo único.»

Un detalle que no pasó desapercibido fue la evolución de Vincen en el escenario. Su puesta en escena, cada vez más trabajada, y su interacción con el público reflejan un crecimiento notable. Es evidente que su gira junto a Cory Wong ha sido un punto de inflexión, no solo por la confianza que ha ganado, sino también por lo mucho que ha aprendido en términos de espectáculo y conexión emocional. Anoche, Vincen no solo tocó; lideró. Y lo hizo con una naturalidad que promete grandes cosas para el futuro.

A lo largo de la noche, se palpó que este no será el techo de Vincen García. Con la calidad de su propuesta y el magnetismo de su bajo, no sorprende pensar que en su próxima visita llene la sala But, y después apostamos que La Riviera. Porque pocas veces se ve a un músico capaz de adornar su virtuosismo con un groove tan genuino y una energía tan contagiosa.

Anoche no solo asistimos a un concierto; fuimos testigos del imprable crecimiento de una leyenda del bajo. Vincen García no necesita más que un bajo y un escenario para demostrar que está en otra liga. Y si su evolución sigue este ritmo, será cuestión de tiempo que su nombre suene en las salas más grandes del mundo.

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