Sam Garrett en Madrid: un canto a la conexión y la energía positiva

Ene 3, 2024

Una Sala WiZink llena de corazones abiertos y almas conectadas. Así fue la magia de Sam Garrett en su primer abrazo acústico a Madrid.

Crónica y fotos: Kenyi Yoshino (Territorio Music)

Anoche, en La Sala WiZink (un espacio más íntimo de lo acostumbramos al escuchar «WiZink»), Madrid recibió por primera vez al inglés Sam Garrett, quien, en formato acústico, llenó la sala de magia.
Sold out absoluto, y no solo de entradas: de sonrisas, de emociones y de esa energía que transforma un concierto en algo más profundo, casi espiritual.

Desde el primer acorde, Sam demostró que su música no solo se escucha, sino que se siente. Sus melodías hipnóticas y esa voz que parece acariciar el alma nos llevaron a un viaje colectivo, donde el público no era mero espectador, sino parte activa del momento. Había algo especial en el ambiente: un murmullo de emoción contenida que se transformaba en aplausos y cantos. Y si mirabas alrededor, la prueba estaba en la cantidad de ojos cerrados, rostros relajados y sonrisas sinceras que llenaban la sala.

«Cuando la música no solo se escucha, sino que te envuelve, el concierto deja de ser un espectáculo para convertirse en un momento de transformación colectiva.»

Sam no solo interpreta, conecta. Entre canción y canción, sus palabras pausadas se convertían en un bálsamo, una invitación a reflexionar y vivir el presente. Su capacidad para hacer de los silencios algo tan importante como las notas que tocaba es algo que pocas veces se ve sobre un escenario. Es música, sí, pero también es sabiduría y humanidad compartida.

La guinda del pastel fue su compañero de gira, Antarma, quien abrió la noche con una actuación que parecía más una ceremonia que un teloneo. Con ritmos vibrantes y una energía contagiosa, preparó al público para lo que sería una experiencia única, conectando con cada uno desde su propuesta sanadora.

Y es que lo de ayer no fue solo un concierto. Fue un recordatorio de que la música puede unir, sanar y emocionar, de que un domingo por la noche puede convertirse en un refugio de paz y amor. Gracias a propuestas como esta y a festivales como MantraFest por atreverse a traer experiencias tan puras y necesarias, además de tratarnos fenomenal.

Anoche, Madrid vibró con el mensaje universal de Sam Garrett: amor, conexión y música como lenguaje común.

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